Si el tiempo lo permite y el mundo sale victorioso ante la pandemia, quizás pueda haber la posibilidad de visitar, antes de su clausura en mayo, la exposición que el Museo Guggenheim de Bilbao dedicó a Lygia Clark para celebrar su centenario de nacimiento. O quizás posteriormente, cuando la exposición se traslade a Venecia, a la Colección Peggy Guggenheim, donde permanecerá entre el 27 de junio y el 28 de septiembre de 2020. Mientras tanto, esta nota transcurre entre esta ocasión, y la vida y el pensamiento de la artista brasileña.
Inger Pedreàñez
Buscar algo diferente. Esa es la esencia que tiene todo creador, sea en la literatura, en las artes plásticas, en la arquitectura, en la danza, en la gastronomía… En aquello que es distinto se consigue una firma, un sello, un elemento característico que lo hace único. Y la diferencia también arropó la curiosidad de la artista brasilera Lygia Clark (1920-1988), cuando decidió salir del patrón de una familia de abogados para dedicarse a la pintura.
Más que disponer de su tiempo y dedicación para pintar, hacer esculturas o performances, Lygia Clark estaba tratando de entender la relación del individuo en la sociedad a través de la creación.

Lygia Clark. Nostalgia do Corpo, 1960s. Cortesía Associação Cultural “O Mundo de Lygia Clark,” Río de Janeiro
Cuando Clark salió de Belo Horizonte para Río de Janeiro, a finales de la década de 1940, y llegó por primera vez al taller del artista y paisajista más importante de Brasil, Roberto Burle Marx, en 1947, le expresó que ella quería aprender a hacer pasteles, a lo que él le respondió que entonces buscara un cocinero. Esta anécdota, narrada por la escultora y tutora Zélia Salgado es apenas una situación a la que un principiante se puede enfrentar. En su caso, le ocurrió ante el maestro del paisajismo arquitectónico, pero es realmente un hecho insignificante si se toma en cuenta el pensamiento posterior que desarrollaría Lygia Clark, hasta colocarla entre las artistas de vanguardia no sólo en su país natal, sino a nivel internacional.
Con Burle Marx y Salgado, una de las máximas representantes del arte moderno en Brasil, las primeras obras de Clark arrancarían con una fuerza que sirve para comprender su trabajo posterior, y lo que la haría destacar en las plazas artísticas internacionales.
La ruptura con el marco
En sus primeras obras, Clark utiliza la forma geométrica con delineaciones curvas con un patrón rítmico similar al de Roberto Burle Marx. En similitud de estilo de sus mentores, su etapa figurativa busca imágenes íntimas en sus retratos y en sus paisajes urbanos. También se adapta a los retratos de Salgado, pero su trazo sigue siendo de líneas que parecen no tener principio ni fin.

Lygia Clark (Brasilera, 1920–1988) en su estudio, Río de Janeiro, c. 1950s. Cortesía Associação Cultural “O Mundo de Lygia Clark,” Río de Janeiro
Fue la propia Salgado quien alentó a Clark a viajar a Parìs. Se fue con sus hijos en 1950, y estudió con Arpad Szènes, con Isaac Dobrinsky – antiguo maestro de Zélia en la Academia La Grande Chaumière-, y Fernand Léger. En tanto que en Brasil, se relacionó con uno de los brasileños pensadores en la escena artística contemporánea, Mario Pedrosa.
En 1952 realizó su primera exposición titulada L. Clark-Ribeiro en el Institut Endoplastic de París, donde presentó sus primeros experimentos con la abstracción y las formas constructivas en trabajos bidimensionales. Luego regresó a Río de Janeiro, y a finales de ese mismo año, tuvo su primera muestra en solitario, Lygia Clark 1950-1952, en el Ministério da Educação. Ya reconocida como artista emergente, Clark comenzó a participar en importantes exposiciones colectivas regionales, incluyendo la primera Exposição Nacional de Arte Abstrata (1953) y la Bienal de São Paulo (1953).
A partir de 1952 comienza a trabajar con las formas geométricas y composiciones modulares. El recurso del triángulo se acopla a la combinación de texturas prismáticas.
Al plantearse la pintura como un “campo experimental”, expresión que la artista utilizó en una conferencia clave que dio en 1956, Clark pretendió redefinir el medio ampliando los límites de la pintura tradicional. “Comencé con la geometría, pero lo que buscaba era un tipo de espacio orgánico que hiciera posible que alguien entrara en el mismo cuadro”, dijo entonces Lygia Clark.


Un año después, se une con otros artistas para fundar el Grupo Frente, encabezado por Iván Serpa. Primero, le siguen los pasos al movimiento de arte concreto de São Paulo, pero en 1959 en respuesta contraria a esa tendencia firma el manifiesto NeoConcreto, redactado por Ferreira Gullar y con artistas como Franz Weissmann, Amílcar de Castro, Lygia Pape, Aluísio Carvão, Willys de Castro, Hélio Oiticica, Reynaldo Jardim (dedicado a asuntos teatrales) y el poeta Theon Spanudis. Su propósito en general era lograr la integración de las artes y generar lo que se considerarìa como arte ambiental. En particular, Clark comienza a defender la pintura sin bastidores, el fin al marco, la disolución del plano.
Se explica en los textos del Guggenheim que “los neoconcretistas concebían sus obras como algo a medio camino entre el arte y la vida, y como experiencias en la esfera pública”. Clark, miembro fundador, participó en la Exposição Neoconcreta de 1959, y creó obras tridimensionales que fomentaban la participación activa del espectador en la obra de arte”.
Los orígenes de Clark
Actualmente se encuentra vigente una exposición en el Guggenheim de Bilbao sobre la primera década de producción artística de Lygia Clark. Bajo el nombre Lygia Clark. La pintura como campo experimental, 1948-1958, se seleccionaron tres períodos de esta pionera de su época. Aunque no se encuentre representado su trabajo más renombrado, como la serie de los Bichos (1960-64) y los Trepantes (1965), se trata de buscar en esta muestra las líneas fundamentales que le abrieron paso en la abstracción geométrica a Clark.
Los primeros años, 1948−1952 Así comienza la primera etapa del recorrido expositivo. Sus dibujos al carboncillo y pinturas al óleo, en temas tradicionales como el retrato, el bodegón, los interiores domésticos o del estudio, el paisaje y la arquitectura son sus obras tempranas. Allí se ilustra “el tratamiento de la línea, la forma, el color y el espacio desarrollado por Clark, que serviría como base sustancial de sus creaciones posteriores”, señala la nota de prensa del Guggenheim. Este trabajo se describe por su “cromatismo autóctono, la forma estilizada y la planicie de la superficie”.





En la colección ABC (Arte Brasileira Contemporânea) dedicado a Lygia Clark, donde se incluyen textos suyos, así como de los críticos Mário Pedrosa y Ferreira Gullar, se le cita a Clark: “Me siento sin categoría ¿Dónde está mi lugar en el mundo? Me horroriza ser un catalizador para mis propuestas. Quiero que la gente viva y proyecte su propio mito independiente de mí”.
Abstracción Geométrica, 1953−1956 En esta parte de la exposición del Guggenheim Bilbao, se analiza la influencia de Piet Mondrian en la obra de Clark, así como su continuado interés por la arquitectura, a través de unas maquetas muy bien conservadas que ponen de manifiesto las investigaciones de Clark sobre la relación entre arte y arquitectura. Cuando Ferreira Gullar se refiere a Mondrian como referente de Clark lo define como el primer profeta de la integración de arte en la vida cotidiana.
Luego de su viaje a París, Lygia Clark adoptó “una estética geométrica única en diálogo con el auge de la moderna Abstracción Geométrica de Brasil y participó en las exposiciones colectivas del grupo Frente entre 1954 y 1956”. Crea la forma desde el vacío, cuando dos figuras coexisten sin llegar a tocarse, en su serie Descubrimiento de la línea orgánica (1954) y también en Rompiendo el marco (1954), y sus modelos arquitectónicos Maquetas para interior (1955).
En la conferencia realizada en la Facultad de Arquitectura de Belo Horizonte en 1956, dice Lygia Clark: “Si el arte concreto prescinde del carácter expresivo que siempre ha sido la característica de un trabajo individual, entonces se supone que ya se encuentra esencialmente diferente de una obra de arte individual en sí misma. Por lo tanto, mi mirada es la necesidad de un trabajo de equipo en el que el artista concreto podrá crear con el arquitecto un ambiente en sí mismo expresivo“. (Suplemento dominical de Jornal do Brasil, 21 de octubre de 1956).





Igualmente, en una conferencia que dictó en la Escola Nacional de Arquitetura de Belo Horizonte, Lygia Clark expone su concepción sobre el arte: “Creo firmemente en la búsqueda de una fusión entre ‘arte y vida’. No es posible que un hombre permanezca impasible ante el entorno en el que vive. Si el hombre busca la belleza y la armonía en una obra de arte individual, no existen razones para que no desee un ambiente armonioso para trabajar y vivir”.
También en esta sección de la exposición de Bilbao, se incluyen las pinturas de caballete de estructuras lisas, planas y modulares que componen su serie Superficies moduladas (1955). El zigzag, las diagonales, los ángulos agudos prevalecen en su obra en esta etapa.
Ya en 1954 Lygia Clark comienza a revertir el orden del mundo artístico, el compromiso del artista frente a la obra, como si el rol del proceso creativo fuera esencia de un cambio también en la sociedad y en la historia, expresado en buscar nuevas posibilidades para la forma y el espacio en la pintura.
Variación de la forma: la modulación del espacio, 1957−1958. Ya finalizando la década de 1950, Clark crea una serie de grandes composiciones monocromáticas a base de planos positivos y negativos. Es aquí donde se hace más evidente su propósito de deformar el plano, con figuras multidimensionales que crean una nueva geometría.
Dice Ferreira Gullar, en 1958: “Las pinturas de Lygia Clark no son objetos cerrados dentro del espacio: están abiertos al espacio que los penetra. Sus pinturas no “imitan” el espacio exterior. Por el contrario, el espacio participa para animar la obra. (…) Una sucesión de nuevas relaciones que Lygia Clark establece entre lienzo y marco, color y espacio, es como el desciframiento a tientas de un enigma”.





En esta sección se exponen tres importantes series de obras bidimensionales, creadas en 1957 y 1958: Planos en superficies moduladas (1957−58), Espacios modulados (1958) y una nueva versión de Superficies moduladas (1957−58). Estas piezas, algunas de las cuales se expusieron en la Bienal de Venecia de 1968, muestran la capacidad de la artista para concebir en blanco y negro, una diversidad de configuraciones lineales a través de esas formas modulares. Además, se incluye aquí una selección de collages que exploran la mutabilidad de la línea, el color y el espacio generado mediante líneas entrecruzadas y contrastes cromáticos.
Artista centenaria
La exposición del Museo Guggenheim de Bilbao, comisariada por Geaninne Gutiérrez-Guimarães, se realizó para conmemorar el centenario del nacimiento de Lygia Clark. Una aproximación a sus primeros años, que fueron la base de su quehacer artístico.
Si de retrospectiva tuviésemos que hablar, la exposición más completa que se le ha realizado a esta artista fue la del MoMA de Nueva York en el año 2014, en cuya curaduría trabajó el venezolano Luis Pérez-Oramas, quien explica que en sus primeros años de producción artística Clark se aproximaba a la pintura como si se tratara de una “ciencia topológica”.
La artista icónica de la vanguardia de Brasil tenía muy clara la importancia de estar en Europa para lograr el reconocimiento de su trabajo en el mercado internacional. En los años 60 estaría presente en galerías de Francia y de Inglaterra. Expuso en Stuttgart (Technische Hochschule) en febrero de 1964, en una muestra organizada por el filósofo Max Bense, que había estado en Brasil y se interesó por el arte constructivo brasileño.
Fue gracias a la indicación del escultor brasileño Sérgio Camargo que Lygia Clark obtuvo, en 1965, su segunda exposición individual en el exterior, en la Signals Gallery en Inglaterra. Muy cercano a esta galería era también el curador inglés y crítico de arte, Guy Brett, quien acompañó la carrera de la artista desde sus principios. El propio director de esta galería se expresa así del trabajo de Clark: “En los últimos doce meses, desde que vi por la primera vez su escultura en el estudio de Sergio Camargo en París, he quedado impresionado con las ideas de Lygia Clark. Mi admiración no para de crecer, de modo simultáneo a la capacidad innata de sus construcciones para mudar infinitamente. Sociológicamente, sus obras preanuncian un futuro en el cual el espectador dejará de ser un mero agente pasivo delante de una obra de arte para tornarse, junto al artista, un co-creador. Estéticamente, Lygia Clark realizó la difícil tarea de impregnar la geometría con sagacidad y poesía visual”.






Las obras de Clark captaron también el interés de galerías Royal Scotish Academy, en Edinburgo, y Kelvingrove Art Gallery, en Glasgow y estuvo incluida en muestras colectivas en Francia (Museo de Arras y galería Denise René). El nombre de Lygia Clark solía aparecer entre los representantes más destacados del arte cinético.
El brasileño Mário Pedrosa, uno de los pensadores latinoamericanos más importantes del siglo XX, y que reflexionaba sobre la psicología de la forma, llegó a hacer un análisis de la trayectoria artística de Lygia Clark, desde que eliminó los marcos en sus telas hasta la incorporación del espectador como sujeto activo de la obra y le describe con una de las frases más preciadas en Brasil al definir su obra como “un ejercicio experimental de la libertad”. En ese mismo documento cita a la propia artista: “Por primera vez descubrí una nueva realidad no en mí, sino en el mundo. Encontré un “Caminhando”, un itinerario interior fuera de mí. …Yo percibo la totalidad del mundo como un ritmo único y global que se extiende de Mozart a los gestos de fútbol en la playa. El espacio arquitectónico me subvierte. Pintar un cuadro o hacer una escultura. ¡Es tan diferente de vivir en términos de arquitectura! Ahora ya no estoy sola…Me convierto en un existencia abstracta Me sumerjo en las profundidades reales, sin ningún punto de referencia en mi trabajo, que me mira desde lejos, desde afuera lo mismo”.

![Lygia Clark, Máscaras Sensoriais [Sensory Masks], 1967–68. Cortesía O Mundo de Lygia Clark-Associação Cultural, Río de Janeiro.](https://i0.wp.com/revistaestilo.org/wp-content/uploads/2020/05/clark.1967.sensory-mask.jpg?w=970&ssl=1)
![Lygia Clark, Pedra e ar [Stone and Air], 1966. Cortesía O Mundo de Lygia Clark-Associação Cultural, Río de Janeiro.](https://i0.wp.com/revistaestilo.org/wp-content/uploads/2020/05/clark.1966.pedra-e-ar.photo-from-1973.jpg?w=970&ssl=1)








A comienzos de los años 60 se dedica a la producción de objetos efímeros manipulables. Sus Objeto Sensoriais son para ella “organismos vivientes”, que adquieren forma y sentido, cuando el cuerpo del espectador entra en contacto con ellos.
Siempre rebelde, Lygia Clark le escribe una carta a su amigo y artista Hélio Oiticica, compañero del Manifiesto NeoConcreto, para contradecir, a inicios de la década de 1970, su posición de boicot a galerías y museos. Le decía: esa posición “no lleva a nada positivo, a no ser que cree una nueva élite, y como yo siempre luché contra eso, me rehúso contra toda la presión que me hacen en ese sentido (…) Yo, personalmente, me atrevo a todo. Hago mis proposiciones donde me conviden, en la calle, en mi casa, y también en el infierno, si hay posibilidad”.
Lygia Clark continuó viviendo en París hasta 1976. Siguió experimentando hasta elevar su arte al análisis de la conciencia. Como paciente del psicoanalista Pierre Fédida, utilizó su experiencia personal para propiciar vivencias colectivas con sus alumnos en la UFR d’Arts plastiques et Sciences de l’art de l’Université de Paris, en una manera de hacer arte terapéutico.
“Mi egocentrismo me hizo dar todo al otro, hasta la autoría de la obra. El silencio, la interacción en lo colectivo, la recomposición de lo que yo buscaba, un profundo sentido de la vida en el gran sentido social, mi lugar en el mundo”.
Extracto traducido del portugués de la colección ABC (Arte Brasileira Contemporânea) dedicado a Lygia Clark.

Lygia Clark
Más sobre Lygia Clark
Part 1: Affective Geometry, Immanent Acts: Lygia Clark and Performance por André Lepecki
Part 2: Lygia Clark: If You Hold a Stone por Luis Pérez-Oramas
Part 3: Affective Geometry, Immanent Acts: Lygia Clark and Performance por André Lepecki
How Lygia Clark Transformed Contemporary Art in Brazil and Beyond
Presence, Silence, Intimacy, Duration: Lygia Clark’s Relational Objects
Conferencia (en inglés) en la víspera de la apertura de la exposición del Guggenheim https://www.youtube.com/watch?v=lnW7alEQHVQ&feature=youtu.be
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