por Inger Pedreáñez
Fotos cortesía de Jaime Gili
A pocos días antes de ser inaugurada la exposición de Jaime Gili en la Sala Mendoza, tan fresco como la pintura en la pared estaba el anuncio de la adquisición por el Salomon R. Guggenheim de Nueva York de su obra E18-Lago 18 (Diez Lagos). Pero no era esta noticia la razón del júbilo que el artista expresaba mientras seguía el montaje en Caracas. La emoción que le embargaba ese día se debía al regreso a su país, con una individual en un espacio en donde siente la libertad de expresarse a sus anchas, para romper con todo límite del lienzo, y esparcir su creación en paredes, piso y techo… una explosión de color que describe el desarrollo de su trabajo desde 2009 hasta 2023.


Con una formación fundamentalmente entre Barcelona y Londres (además de Berlín, París y Lisboa), Jaime Gili nunca desdeñó sus primeros años de estudio de diseño gráfico en la Instituto Neumann y Prodiseño (del cual fue fundador) en Venezuela. Finalizaba el decenio de 1980 y se sentía parte de una generación que quería reinventar el mundo y ofrecer algo fructífero para el país, aún con los pocos recursos con los que se contaba. Fue una estadía educativa breve, pero junto al crisol de experiencias vividas en su ciudad natal crearon las bases de su imaginario: la obra universitaria de Carlos Raúl Villanueva; el legado de los maestros cinéticos (Carlos Cruz-Diez, Alejandro Otero, Soto); el paisaje de Parque del Este, incluso la conflictividad social atraparon el númen de este artista desde múltiples ángulos.
“Recuerdo cuando le dije a Felipe Márquez que tenía la oportunidad de ir a Barcelona (España) a estudiar en la universidad. Me dijo: ‘vete, que haces aquí, vete ya’. En Venezuela se trabajaba con ideas y con el futuro del país que se podía hacer. En Barcelona fue un poco raro llegar y ver que la tecnología ya estaba ahí, una cosa que aquí no pasaba. Pero en cambio, no había ningún contacto de la universidad con la cultura general de la ciudad, ni con la gente. No había exposición, no había más que estar dentro del taller, produciendo, trabajando, trabajando, y no había para quien hacerlo. En Londres fue todo lo contrario. ¿cómo te presentas, cómo hablas, para quién es la obra, en qué contexto creas la obra? En Londres encontré que sabía que venía de aquí. En Inglaterra yo soy libre de contar mi historia como yo quiera, porque hay menos casillas”.
La juventud de Jaime Gili transcurrió en el boulevard de Sabana Grande, entre calles transformadas por la modernidad que significaba la construcción del Metro de Caracas. La velocidad de esos rieles, con el tiempo, lo llevarían a la última estación que conduce a Petare, para dejar en sus canchas deportivas una instalación que se hacía parte de la cotidianidad de los vecinos, Diamante de las Semillitas (2010).



Diamante de las Semillitas, del Barrio José Felix Ribas, Petare. Después de 13 años, la instalación está abandonada. Fotos Carlos Germán Rojas.
Ese mismo subterráneo caraqueño que habla de velocidad y movimiento (como sus pinturas) sirve de metáfora en el reciente encuentro con el arquitecto Max Pedemonte (Premio Nacional de Arquitectura en 1987, por coordinar el desarrollo de la ruta peatonal del Metro y además Premio Nacional de Escultura en 1962), a quien admira. Comenta Pedemonte sobre la obra de Gili en una conversación sostenida entre ambos, a propósito de su exposición:
“Tus obras, tus construcciones visualmente se abren de manera natural a la posibilidad de exceder sus límites y de articularse no solo a la arquitectura sino también a su entorno urbano. (…) Esa articulación con el espacio la vemos en la Baltus House de Miami, que aun siendo un volumen plano, transformaste en objeto tridimensional multicolor. En la Torre Bloomberg también, te adueñas del espacio interior y lo transformas en un acontecimiento visual interactivo; y en el Diamante de las Semillitas, en el barrio José Félix Ribas, en Caracas, la obra se ensambla con total acierto con el paisaje urbano en el que se inserta. Esas tres propuestas, son muy diferentes en sus características específicas pero igualmente resueltas con gran maestría”. M.P.

La individual de la Sala Mendoza, OJO, se organizó en alianza con la Galería Henrique Faria New York y fue curada por el propio artista. Está conformada por 60 obras, de variados formatos, rodeadas de un monumental mural. El título obedece a la epifanía que tuvo con los ñawis (ojo), durante un mes de residencia artística en Kiosko, Bolivia (2022). Jaime Gili estudió los tejidos romboidales de los pueblos indígenas Tarabuco y Jalq’a y del museo textil ASURA. Y partiendo de la cultura ancestral, transformó el misticismo en figuras más prágmáticas, como si levantara el velo de los orígenes para traerlo a una concepción más moderna.
“Yo soy bastante escéptico con todo. Soy muy de ciencia. Si tú estás haciendo un textil ves que son como píxeles, la idea del rombo es algo como uno, tres, cinco, siete, cinco, tres, uno. La geometría uno la puede ver. La gente que no ha dibujado en su vida, que no ha agarrado un compás, lo puede ver como algo sagrado. Pero es algo más natural. Estando allá me di cuenta de que también hay rombos en el tejido Yekuana. Nunca me he sentido atraido por el folclore y las artesanías, yo creo en el progreso y en la evolución. Cuestiono esa repetición exagerada, hasta el punto de que los niñitos tengan que estar haciendo exactamente lo mismo que hicieron sus abuelos. Por eso pinté un peñero en Margarita, como intentando meter ahí una semilla de variación, para ver qué pasaba”.
Sobre esta misma serie, la coordinadora de la Sala Mendoza, Verónica Liprandi, hace esta descripción: “La serie Ñawis fue realizada como un trabajo rápido, tal vez como acto impulsivo y catártico, repitiéndose sobre un mismo tema, tan sencillo que no permite mucha variación. El uso del spray acrílico sobre papel, imprime bordes de líneas ambivalentes, un lado limpio y perfecto y el opuesto suave y desdibujado”.

La tesis de Jaime Gili para obtener su PhD en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona se tituló “De la recurrencia a la multiplicación: Repetición y serialidad desde 1960” y fue premio extraordinario de Doctorado (2005). De alguna manera su obra es la antítesis de la repetición.
“Mi tesis doctoral fue sobre artistas que repiten exactamente la misma obra ¿por qué lo hacen? En cambio, yo en mi obra casi no lo he hecho. Hago variaciones, voy evolucionando. Alejandro Otero dijo una vez que todos venimos del mismo viento que viene de Mondrian. Mondrian era una persona que empezó pintando el mar; el bosque estaba alineado con las líneas, se volvieron rectas, y así cruces. Una evolución súper lenta. Y él no repetía. Pero a lo mejor la gente que ve sus últimas pinturas cree que eran todas iguales, pero no lo son de ninguna manera. Entonces yo tampoco. Creo que soy de esa evolución así, lenta. Lo que pasa es que no sé de dónde vengo ni a dónde voy. Es como que todo va más orgánicamente. Por eso, de vez en cuando busco cosas como los viajes, como este a Bolivia, que me dan una patada fuera de la vía. Imagínate que es un tren así de hierro, que no te puedes salir. Ya está todo premeditado. Pero si hago un viaje de repente, hay un impulso que me hace evolucionar hacia otro lado”.

Los viajes han marcado la trayectoria del artista, pero Venezuela siempre ha estado presente en su devenir.
“Siempre le voy a agradecer a Luis Romero que me ofreció una residencia de artista para venir a Venezuela. Tenía una añoranza de lo que había dejado, pero entonces se dio una relación muy interesante, porque lo que hacía en Londres lo mostraba aquí, y lo que creaba en mi país lo exponía allá. Fueron unos años muy chéveres, desde 2003 hasta 2010”.
Cuando realizó su primera individual en Venezuela, Las tres calaveras, en Periférico Caracas en Los Galpones (2006), bajo la curaduría de Jesús Fuenmayor, con acrílicos sobre tela que ya comenzaban a figurar lo que sería su posterior serie Superstars (2007), sus amistades comenzaron a solicitarle que realizara en el interior de sus hogares intervenciones similares. Sólo que el espacio a utilizar no dependía de los dueños de la casa, sino de la inspiración del artista.


La calle como lienzo
Si Jaime Gili tuviera la oportunidad de pintar sobre el vacío, lo haría… Hago puntos suspensivos, porque en realidad sí considero que se las ingenió para lograrlo. Por ejemplo, a través de los paneles de vidrio serigrafiados que realizó en 2010 y que se integran a la Sala Mendoza con las demás obras, va creando diferentes relaciones con la forma y el color, cambiando el escenario desde el ángulo que se le mire en la transparencia del vidrio.
“Esta obra se expuso en Los Galpones en 2010, en una exposición que se llamó Jaime Gili afuera, y ya tenía que ver con esto de expandirse a partir de la pintura. Esos vidrios los serigrafiamos con la ayuda del TAGA, en el taller de Agustín Villasana y me interesaba la idea de la superposición y de dejar pasar la luz por detrás de todo eso. Me gusta la idea de incluir en esta exposición una obra que ya estaba en Caracas”.
En 2006, para la Bienal de Arquitectura de Londres, realizó Broken Road (Ruta Rota), la intervención de un edificio octogonal en 5, Cheapside, cerca de St. Paul’s Cathedral, en el centro de la ciudad, extendiendo los paneles de colores a 500 paradas del transporte público de la zona. El artista también aspiraba llegar a las ventanas de los autobuses, de manera que el cruce entre ambas superficies, durante el desplazamiento por las calles generaría una experiencia multidimensional, pero esa fase del proyecto no se logró.


Jaime Gili Afuera, 2010 | Broken Road, 2006
El desplazamiento de la obra en el espacio ha sido un constante reto. Su arte ha pasado del lienzo a la carrocería de coches clásicos: un VW Golf Cabriolet MK1, un Seat 600, un Jaguar, y un 356 SC Cabriolet se incluyen en esa gama de colección. Y el propio artista conserva en Barcelona un modelo de esos carros.
“Lo que pasa es que ahí no lo ven como arte. Yo sí. Pero el problema es que la gente que le gusta mucho los carros no es gente del arte, y la gente que le gusta el arte ve el carro como un carro, no como una obra de arte. Como yo comparto los dos lados, sí lo veo como algo muy integral. Sí, pero es difícil. Porque Cruz-Diez hizo un carro y un montón de artistas de los 70, 80 hicieron carros y siguen estando en el mercado como carros, no como obras de arte”.

En algún momento, durante la gestión de Leopoldo López en la Alcaldía de Chacao, presentó un proyecto para pintar los autobuses del municipio, pero finalmente no prosperó. Tiene una colección de 800 fotos de autobuses, y nunca ha perdido el interés por el diseño de este transporte público, una inquietud que le nació hace ya 30 años.
“Lo que me llama la atención es que en este país tenemos un inconsciente para apreciar la abstracción, que lo comparte desde el autobusero hasta la directora de la Sala Mendoza, por ponerte un ejemplo. ¿Sabes?, lo tenemos todos y todos lo apreciamos. Y en los autobuses se refleja una cosa popular. Claro, también ocurre en otros países, pero quiero buscar lo particular que hay aquí”.
Durante la Bienal de Mercosur, en 2007, realizó un taller en la frontera de Brasil y Paraguay para diseñar calcomanías a partir de la palabra Taxi, con los mototaxistas. Siempre había algún taxista más artístico. Al final, Gili canjeaba un casco hecho por ellos, por otro hecho por él.




Gili monumental
Alemania, Suiza, Estados Unidos, Inglaterra y Venezuela son algunos de los países donde se encuentra la obra monumental de este artista. En 2008 ganó un concurso para hacer lo que se considera el mural más grande jamás desarrollado, en Sprague Energy en Portland, Maine, un parque industrial activo. Por esta obra de largo alcance, que se extiende a 25.000 metros cuadrados, recibió el premio Art all Around, del Maine Center for Creativity (2009).

Ese mismo año fue seleccionado para intervenir el edificio de Bloomberg, en Finsbury Square, Londres. La instalación abarcó ocho pisos, y era visibe no sólo en las áreas comunes, sino también en el interior de las oficinas. La obra se llamó Mashrabiya, del proyecto Comma04 (2009), en alusión al diseño de ventanas de la arquitectura árabe, cuya estructura de mallas influye en el paso de la luz. “Aquí los paneles de vinilo bloquean ligeramente la luz pero irradian color”, explica Gili en su página web.




Mashrabiya, del proyecto Comma04 (2009). Fotos: Jaime Gili Studio.
“Me gusta comparar ese proyecto con la Semillita de Diamante, que se hicieron el mismo año. El del edificio de Bloomberg era una obra temporal, duró un mes y medio. Mientras que el de aquí era permanente. Se hizo con un presupuesto bastante pequeño, pero con el apoyo de toda las familias, del alcalde Carlos Ocariz, de toda la comunidad. Pero claro, la obra después no se mantuvo. Desapareció. Hoy en día son cuatro latas oxidadas que hay que renovar, hay que volver a hacer…Hay que buscar la manera de recuperarla. En cambio, en Inglaterra hay un presupuesto gigante que lo calculan al año, que es para hacer obras que son temporales. Además, el público era la gente del arte y la gente de finanzas. En Venezuela era la gente del barrio, que sube el cerro y pasa por delante de esa pieza”.
Le comento a Jaime Gili que si bien en su exposición OJO, están definidos tres ejes temáticos, si el espectador marca distancia y mira la sala en perspectiva, el conjunto se puede apreciar como una única gran obra, como un todo. “Cierto, pero también es una cuestión de las vistas. Cómo se ve una pared al lado de la otra; que cuando estás en una posición te encuentras una obra, y al cambiar el punto de vista, ya es otra obra. Si te detienes en un punto privilegiado puedes ver obras o subobras, según desde donde observes”.


Mural y obras de la exposición OJO en la Sala Mendoza.




Vistas de la exposición OJO en la Sala Mendoza abierta al público hasta el 1ro. de junio de 2023, Caracas. Fotos: @outer__vision
Epílogo de los lagos
Las curvas no suelen estar presentes en las creaciones de Gili, a excepción de la serie que atrajo la atención del Guggenheim. El Parque del Este, creado por el paisajista brasileño Roberto Burle Marx (en 1958), es un icono de la ciudad y también lo es para el artista. Las alteraciones del proyecto original, comenzando por la instalación de la nao Santa María en el Lago N. 9 en los años 70 y luego sustituida por un Leander prematuramente deteriorado (2006) sensibilizaron a Jaime Gili para dar inicio a un nuevo proyecto.
A partir de los planos del propio Roberto Burle Marx, Gili deconstruyó las formas de ese paisaje para sensibilizar sobre las fallidas intervenciones a este patrimonio de la ciudad. El Parque del Este en sí mismo es parte de la modernidad del país, de allí que el artista buscara enaltecer la propuesta original. Los Lagos hicieron su debut en Riflemaker London (2011). Y es justamente esta serie, junto con sus más recientes Ñawis lo que demuestran que Jaime Gili continúa reinventando sus abstracciones ópticas bajo la herencia del cinetismo, pero siempre a la fuga de los límites y los bordes. Como un arte orgánico que se transforma.


Otros datos de interés
En unos 29 años, Jaime Gili ha realizado 29 exposiciones individuales, con una proyección internacional en ciudades como Barcelona, Londres, Miami, Nueva York, Zurich, Porto, Bogotá, Cali y Ciudad de México. Mientras que su participación en colectivas, ferias y bienales ha sido exponencial, superando más de cien muestras. Estas son sus individuales:
- 2023 “OJO” Sala Mendoza, Caracas
- 2022 “Loop” Cecilia Brunson Projects, Londres
- 2021 “Monte”, Aparador Cuchilla / Aldo Chaparro Studios, México DF
- 2020 “XOXOXO” Vorticxr, Virtual space. Vorticxr.com
- 2018 “The Dark Paintings” Henrique Faria Fine Art, Nueva York
- 2017 “Guarimba” Cecilia Brunson Projects, Londres
- 2015 “DERECHOS” Bis, Cali
- 2014 “Ornament and Barricade” Alejandra von Hartz, Miami
- “Billo” Sol o project at ArtBo (Curated by José Roca), Bogotá
“Guarimba” Kubikulo, Kubik Gallery, Porto - 2013 “Droits de Succession” Oficina#1, Caracas
- 2012 “Posters for posts” iVamos! Festival, Tynemouth
- 2011 “The Lakes” Riflemaker, Londres
“La Toma”, Magda Bellotti, Madrid - 2010 “Jaime Gili Afuera”, Periférico Caracas, Caracas
- 2009 “COMMA 04”, Bloomberg space. Londres
“Bill at Pittier” Kunsthalle Winterthur, Zurich
“Eve rything is borrowed”. Alejandra von Hartz, Miami - 2008 “Superestrellas, Riflemaker, Soho Square, Londres
“Coda”, Oficina#1, Caracas - 2007 “Superstars”, Buia Gallery. Nueva York
- 2006 “Jaime Gili makes things triangular at Riflemaker”. Riflemaker, Londres
- 2006 “Las tres Calaveras”, Periférico Caracas, Espacio 0, Caracas
- 2005 “Screen”, Mosaic Building, Miami
- 2003 “RUPT” Jerwood Artists Platform. Jerwood Space. Londres
- 2000 “Go Faster Stripes and Other modernist Myths”, Gallery Westland Place. Londres
“Josh’s Garage” BOX23. Barcelona - 1997 “CUTOUTS”, Hockney Gallery, RCA, Londres
- 1995 “Pinturas de Lego”, CCSA, Barcelona
“Small Fonts” Área, Barcelona
Sus obras se encuentran en importantes colecciones incluyendo:
- The Solomon R. Guggenheim Collection, New York, USA.
- The Saatchi Collection, Londres, Reino Unido
- Musac, León, España
- Universitat De Barcelona, Barcelona, España.
- Diane And Bruce Halle Collection, Arizona, Usa
- United Kingdom National Collection, Reino Unido
- Victoria and Albert Museum, Londres, Reino Unido
- University Of Essex Collection Of Latin-American Art,, (Escala), Reino Unido Royal College of Art, Londres, Reino Unido
- Banco Mercantil, Caracas, Venezuela
- Colección Cisneros, Caracas, Venezuela
- Patrimoni Universitat De Barcelona, Barcelona, España
- L´Oreal, Madrid, España
- Sayago & Pardon, USA.
- Cifo, Miami, USA.
Pensaba conocer a la obra de Jaime Gili, pero mi conocimiento era muy superficial. Si bien me gustaba su obra, ahora admiro y aprecio más el artista y la obra. Bravo y gracias.