por Inger Pedreáñez
No fue por su primera bandera sino por una de sus dianas, Green Target (1955), que el coleccionista de arte y galerista Leo Castelli intuyó el éxito que prometía el joven artista Jasper Johns (1930-). Si en sus inicios pudo ser considerado un provocador, terminó por llevarse la gloria como precursor del Pop Art, del Neodadaísmo, del Arte Conceptual y del Minimalismo; él, quien no quería ser identificado con ninguna tendencia artística ni con grupo de pintores. Después de casi siete décadas, a sus 91 años sigue pintando en solitario para destronar todos los ismos y convertir el arte en una interrogante.

Jasper Johns

Jasper Johns. Green Target, 1955
.Green Target estaba exhibida en una colectiva del Museo Judío (1957) cuando Castelli quedó suspendido como una flecha apuntando a cada detalle. “Vi la evidencia del genio más increíble”, contó en una entrevista. Días después, visitó a Robert Rauschenberg (1925-2008) en su taller para programar una exposición individual y también una colectiva. Bob sugirió ir por hielo al taller de Johns, un piso más abajo, y es así como Castelli descubre que apenas había visto la punta del iceberg. Allí estaban los objetivos, los alfabetos, los números y el ícono de todo su arte, la bandera.
Incluye Flag (1957) en una colectiva y al año siguiente le ofrece su primera exposición individual. La crítica estaba dividida desde que se mostró por primera vez Flag. Un conocido artista abstracto declaró contrariado: “Si esto es pintura, mejor me rindo”. Pero toda duda quedó despejada cuando el artista a sus 28 años aparece en la portada de Art News, la mejor revista de arte para la época, con Target With Four Faces (enero de 1958).

Jasper Johns. Target With Four Faces, 1958.
Cinco días después de haber sido inaugurada la individual, el director del MoMA, Alfred Barr, acompañado de la curadora Dorothy Miller, adquiere no una sino tres pinturas para el museo. Era la primera vez que un artista joven recibía tal honor. Como dato curioso, para evitar la censura de los administradores del museo que podían considerar Flag como un gesto antipatriótico, esta obra también fue adquirida por el MoMA a través de una donación del arquitecto Philip Johnson, quien a la postre construiría la casa de Jasper Johns.

Jasper Johns. Flag, 1958. Foto Jamie Stukenberg.
La compra se cerró en mil dólares por Green Target (mismo precio que obtuvo Flag); 700 dólares por Target With Four Faces y 450 dólares por White Numbers. Treinta años después, el artista enfilaba los récords de venta en las principales casas de subasta. Primero, en 1986 la obra Out the Window (1959) fue vendida en Sotheby’s por 3,63 millones de dólares, evento que llamó la atención del New York Times por ser el precio más alto jamás pagado en una subasta por un cuadro de un artista vivo.




Jasper Johns, Diver 1962

Jasper Johns. White Flag, 1955-1958
En 1988, año en el que Jasper Johns recibió el Gran Premio de Pintura en la Bienal de Venecia, Diver (1962), considerada la obra sobre papel más grande del artista, se vendió por 4,18 millones de dólares en Sotheby’s. Superándose a sí mismo, al día siguiente White Flag (1955-1958) cerró el martillo de Christie’s en 6,4 millones de dólares (con un precio inicial de 200 mil) y le siguió, ese mismo año, False Start (1959) vendida en Sotheby’s por 17 millones de dólares. En 1989 se vendió Two Flags (1974) por 11 millones en Sotheby’s. En la misma casa de subastas, pero en 2014, una de sus banderas, Flag (1983), se vendió por otro récord de 36 millones de dólares. Las cifras parecen no inmutar al pintor, que se conserva evasivo y ajeno a la atención del público, de los coleccionistas y de las instituciones museísticas.
El comienzo
Cuando Jasper Johns dijo en una edad precoz que quería ser artista, no tenía ninguna referencia sobre el significado del arte. Solo le eran familiares los cuadros que colgaban en las paredes del hogar de sus abuelos, con quienes se crió desde los tres años, luego del divorcio de sus padres. Al crecer tampoco tuvo una exhaustiva formación académica, apenas tres semestres en la Universidad de Carolina del Sur, y un semestre en la Parsons School of Design donde aprendió dibujo publicitario, además de una breve incursión en el City College de Nueva York con una beca provisional.
Pero Johns prefirió ser un autodidacta y un gran observador del arte. Fueron sus situaciones de vida, y el mapa de relaciones que se iniciaron con Robert Rauschenberg, las que marcaron el destino de sus obras, más allá de la ilusión y aquellos trazos que comenzaron a los cinco años.


Johns y Rauschenberg entablaron una relación en los años 50, que trascendía el vínculo sentimental, constituyendo una de las colaboraciones artísticas más emblemáticas del siglo pasado.
Después de servir dos años en el ejército, durante la Guerra de Corea (que lo llevaría hasta Senai, Japón), el artista se muda a Nueva York y comienza a trabajar en la librería Marbara’s Books. En ese contexto conoce a Rauschenberg, cinco años mayor que él, con quien entabla una intensa relación romántica y artística. En un constante intercambio de ideas y métodos, se influencian el uno al otro, trabajando en estudios contiguos.
“Bob fue el primer artista real con el que tuve contacto. Podría decir que aprendí de él lo que significa ser un artista. […] Durante cuatro años ambos fuimos la principal audiencia del trabajo del otro”.
Entrevista a Jasper Johns en The New Yorker (2006).

Jasper Johns fotografiado por Rauschenberg.
Juntos hacen equipo para el diseño de las vitrinas de Tiffani’s, algo que sólo hacían para sobrevivir y que no consideraban arte, por lo que utilizaron una firma común bajo el seudónimo Matson Jones. Fue Rauschenberg quien invitó a Johns a visitar la exposición de Marcel Duchamp, Dadá, en el Museo de Philadelphia y allí queda impactado por los ready-made. Experiencia que va allanando el camino de su primera bandera.
Mucho antes, Johns ya tenía una gran predilección por Paul Cézanne, el padre de la pintura moderna, desde que visitó una exposición del MoMA dedicada al artista en 1952. De hecho, en su colección privada se encuentra el cuadro Bañistas con brazos extendidos, que antes era propiedad de Edgar Degás. En una entrevista realizada en los años 60, Johns refiere a la periodista de The New York Times, Grace Glueck, que Las grandes bañistas de Paul Cézanne, Las señoritas de Avignon de Picasso y el Gran vidrio de Marcel Duchamp son sus grandes referentes.
El círculo de amistades se amplió a los artistas Cy Twombly (1929-) y Frank Stella (1936-). Pero de forma especial conservó un estrecho vínculo con la pareja conformada por el compositor y poeta John Cage (1912-1992), y el coreógrafo y leyenda de la danza contemporánea Merce Cunningham (1919-2009), quienes junto con Rauschenberg provenían de la escuela The Black Mountain College (la llamada Bauhaus estadounidense), experiencia que de alguna manera permeó en Jasper Johns.

De izquierda a derecha, artistas Bill Giles, Anna Moreska, y Robert Rauschenberg, con Merce Cunningham y el compositor John Cage (en camisa blanca), miran a John jugando skee-ball en el bar Dillon’s, New York, Noviembre 10, 1959.
En los años 60 fue consejero artístico de la compañía de baile de Merce Cunningham. Diseñó vestuario y escenarios de diversas obras. El emblema de la compañía es una de sus dianas. Cuando se hizo el montaje de la obra Walkaround Time (1967), Johns se inspiró la escenografía en el Larg Glass de Marcel Duchamp. Incluso tuvo oportunidad de conversar con el maestro del arte conceptual para compartir ideas sobre el diseño y el montaje.
La relación es tan estrecha que los amigos son testigos del proceso de creación de Jasper Johns. En el catálogo de una exposición realizada en el Museo Judío (1964), John Cage describe uno de esos momentos reveladores, cuando pintó su primer Map (1961): “Había encontrado un mapa impreso de los Estados Unidos que representaba solo los límites entre ellos… Copió la geometría ampliada en un lienzo. Luego a mano alzada reprodujo el mapa impreso, conservando cuidadosamente sus proporciones. Con un cambio de tempo, comenzó a pintar rápidamente, todo a la vez, por así decirlo, aquí y allá con el mismo pincel. Cambiaba pinceles y colores, y trabajaba en todas partes al mismo tiempo, en lugar de comenzar en un punto, terminarlo y continuar a otro. Parecía que lo estaba repasando una y otra vez de forma incompleta… De vez en cuando, usando plantillas, ponía el nombre de un estado o la abreviatura del mismo. Pero cuando parecía concluir, a menudo regresaba a hacer lo que ya había hecho… Le pregunté en cuántos procesos estaba involucrado. Se concentró en responder hasta que dijo: ‘Todo es un solo proceso'”.

Jasper Johns. Map, 1961.
El itsmo de Flag
Acciones radicales siempre tuvo Johns en su quehacer artístico. Como quemar todas las obras de su etapa temprana en el otoño de 1954. Apenas unos bocetos y dibujos fueron recuperados en el Catálogo Razonado que realizó Roberta Bernstein y que fue publicado en 2017 por Wildenstein Plattner Institute. En ese contexto de borrón y cuenta nueva para distanciarse de toda influencia contemporánea, Jasper Johns irrumpe con la representación artística de la bandera de los Estados Unidos. Fue la ola que revolcó los cimientos del expresionismo abstracto y marcó un antes y después en el arte de los Estados Unidos.
Flag (1954) era más que una versión del símbolo patrio. Cada vez que se habla de sus banderas, asaltan las dudas: ¿Era una blasfemia o una demostración de patriotismo? ¿Estaba haciendo una crítica a la sociedad en la posguerra? ¿Era un homenaje al sargento William Jasper, a quien le debe su nombre, que fue convertido en héroe al levantar la bandera durante la Guerra Revolucionaria? Jasper Johns se ahorra todas esas explicaciones con un argumento más simple:
“Un día soñé que pintaba una bandera estadounidense. A la mañana siguiente me levanté, salí, compré los materiales para comenzarla. Y la hice. Trabajé en esa pintura durante mucho tiempo. Es una pintura muy podrida – físicamente podrida-, porque comencé con la pintura de esmalte de la casa, con la que se pintan los muebles, y no se secaba lo suficientemente rápido. Entonces tuve en mi cabeza esta idea de algo que había leído o escuchado: la cera encáustica.”
Jasper Johns

Jasper Johns. Three Flags, 1958.
Más de 100 banderas realizó Johns durante casi 20 años en distintas dimensiones y distintos medios. Johns aspiraba pintar aquellas “cosas que la mente ya sabe“. Están las versiones múltiples como Three Flags (1958) cada una reducidas 25% con respecto a la anterior para crear la ilusión de una obra tridimensional (adquirida por el Museo Whitney de Arte Americano por 1 millón de dólares en 1973), banderas dobles, banderas totalmente blancas (una White Flag de 1998 fue adquirida por el Museo Metropolitano de Nueva York por 20 millones de dólares), otras grises, o psicodélicas como la que pintó en naranja y verde; y por supuesto, gran variedad con los tradicionales rojo, blanco y azul. Lo único que no hizo fue pintar una bandera con más de 48 estrellas, luego de que fueran incorporadas dos estrellas más en representación de Hawai y Alaska.
Para Jasper Johns tanto las banderas como los objetivos y los mapas son motivos similares porque “ambos son cosas que se ven y no se miran, no se examinan, y ambos tienen áreas claramente definidas que se pueden medir y transferir al lienzo“. Flag fue también el punto de partida para una técnica que siguió aplicando en toda su trayectoria, la encáustica (mezcla de la cera de abejas con pintura que acelera el secado) y el collage.
Significados encriptados
La vida privada de Jasper Johns es tan hermética como su obra misma. Sus pinturas, tan misteriosas como el enigma que ha construido sobre su personalidad.
“He intentado desarrollar mi pensamiento de tal manera que el trabajo hecho no sea yo“.
Jasper Johns (1971)
Documental Jasper Johns: ideas sobre pintura
.Cuando fue aclamado en su primera exposición individual expresó en las tempranas entrevistas que no quería exponer sus sentimientos en su trabajo. Pero el Jasper más maduro, con varias retrospectivas en su haber, terminó por aceptar la huella de su vida en sus obras. En una de sus pocas confesiones personales revela, en una entrevista que es parte del documental Jasper Johns: ideas sobre pintura, que quería ser artista para crear fantasías y estar fuera del contexto de la realidad que vivía.
Sus obras hablan por él. A mediados de la década de 1960, Johns realizó un cuadro que titularía Voice, que luego llevaría a una litografía y a muchas más versiones numeradas. El escritor Pepe Kermel, en un ensayo sobre Jasper Johns la describe así: “en la pintura, una regla unida a una cuerda raspa una franja sobre una superficie gris moteada; en la litografía, un parche de luz aparece en medio de un campo de color gris oscuro. Ninguna composición tiene conexión obvia con la idea de ‘voz’, excepto para implicar, paradójicamente, que el silencio puede ser una forma de hablar”.

Jasper Johns. Voice 2. MoMA. 1982.
Aunque el alfabeto y la numeración sean parte importante de los signos a los que apunta su proceso creativo prevalece en el artista el silencio sobre el significado. Su arte es una paradoja. En sus cuadros quedan las claves, con retratos, palabras pintadas con esténcil y números. Un cuadro con dos bolas incorporadas se llama tal cual como lo que se ve Painting with two balls (1960). Podría decirse que Jasper Johns se apropia de los objetos más comunes para vaciarlos de significado; pero ante ese vacío, el espectador navega en su propia curiosidad.

Jasper Johns. Painting with two balls, 1960.
Siempre va a haber público para apreciar la obra de Jasper Johns. Del objeto hasta la representación del universo y las galaxias. Después del impulso de Leo Castelli y tras su primera participación en la Bienal de Venecia (1958), no ha cesado de crear ni tampoco su actividad expositiva. Tan solo en la década de 1970 hubo cierto declive en el interés por su obra, algo que duró poco, una vez premiado en la Bienal de Venecia de 1988.
Del color a la monocromía
En sus primeras creaciones con números mantiene los colores primarios que prevalecen en su estilo, pero nunca un número es igual a otro. La obra 0 through 9 (1961) abstrae de su individualidad el signo, al apilarlo y darle un significado en conjunto. La idea se repite en varias obras y diferente técnica, encáustica, carboncillo y pastel sobre papel, serigrafía y más. Existe una serie de 12 piezas y con sus variantes, una de ellas en la colección del Tate Modern de Londres. Igualmente en la década de 2010 el artista lleva a esculturas sus Numbers en versiones bronce, plata, cobre y aluminio.

Jasper Johns. 0 through 9, 1961
.Jasper Johns hizo Pop Art antes de que existiera el arte pop. En 1960, le escuchó decir a Willem de Kooning, en una reacción de disgusto ante Leo Castelli: “Podrías darle a ese hijo de puta dos latas de cerveza y él las vendería”.
“Pensé, qué maravillosa idea para una escultura“.
Jasper Johns
Ya venía realizando sus esculturas de linternas y bombillos, como una forma de expresión sobre la masculinidad. Pero al asumir la irreverencia y tomarle la palabra a su colega para crear Painted Bronze (1960), un par de latas de Ballantine Ale, se adelantó al diseño de las sopas Campbell’s de Andy Warhol. En 1964, traslada la escultura a la obra bidimensional y produce su grabado más famoso, Ale Cans. En la misma época y con mismo título crea en bronce una lata de café Savarín atiborrada de pinceles. Esta obra, reinterpretada en todos sus estilos, ha sido considerada como lo más cercano a un autorretrato de Johns.

Jasper Johns. Painted Bronze, 1961.
En esos años, el artista comenzó a incorporar objetos a sus lienzos así como moldes del cuerpo. Muestra el trazo que deja un listón para hacer una circunferencia, como si interrumpiera la obra y dejara olvidados los materiales. Pero lo que cambió de forma más contundente fue la incorporación de una paleta de colores de grises y tonos sombríos en sustitución de sus coloridas y brillantes composiciones iniciales.
“Toma un objeto, hazle algo, haz otra cosa”.
apuntes de J. J.
De esa etapa es la famosa Fool’s House (1961-62), La casa de los tontos, que incluye al óleo una escoba, una toalla y una taza. El viraje se atribuye al rompimiento de su relación con Rauschenberg, y no han sobrado los comentarios en la prensa que consideran que el cuadro Liar (1961) cuya palabra resalta en tonos dorados (mentiroso), es un mensaje de despedida para su amante. No menos importante de ese ciclo está la obra In Memory of My Feelings – Frank O’Hara (1961), de la colección Art Institute of Chicago, en donde unos cubiertos oxidados, una cuchara y un tenedor, suspendidos por un hilo, y el ensamblaje de los paneles con bisagras, denotan un aire de intimidad, una forma de cerrar el ciclo con las palabras “Dead Man”.



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Comparado con Rembrandt
Desde comienzos de los sesenta aparece una nueva pasión para Jasper Johns, la litografía y el grabado. Su primera obra, realizada con la ayuda del destacado impresor Robert Blackburn (1920-2003) fue una litografía del número cero. Desde ese momento experimentó con materiales como pincel, pluma, lápiz, cera, crayones e incluso yeso. Ha realizado litografías, serigrafías, aguafuertes y xilografías.
La historiadora de arte y curadora del Museo Metropolitano de Arte, Nan Rosenthal (1937-2014), escribió en 2004 que Johns “se ubica junto a Durero, Rembrandt, Goya, Munch y Picasso como uno de los mejores grabadores de cualquier época”. Los monotipos que realizó a partir de la lata de café Savarín son la demostración de que es posible repetir un tema y lograr algo diferente cada vez.






Distintas versiones de Coffee Savarin
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El giro autobiográfico
Así como se apropia de los objetos para hacer sus obras, también incorpora imágenes y creaciones de terceros en sus cuadros. En varias oportunidades ha recurrido a la fotografía de Larry Burrows de un soldado devastado por la muerte de un compañero publicada por LIFE. También descubrió en un catálogo de Christie’s una fotografía de Lucian Freud sentado sobre la cama con su rostro casi oculto apoyado sobre la mano derecha, que pertenecía a Francis Bacon, que ha inspirado diez dibujos, dos impresiones y dos pinturas llamadas Regrets (2012-2014), que fueron presentadas por primera vez en el MoMA en 2014.
Fotografías, obras reconocidas, brazos en moldes de yeso, se hacen más recurrentes en su trabajo. Uno de los cuadros más emblemático es According to what (1964), que une varios lienzos hasta alcanzar una pintura de cinco metros, que mezcla varias de sus técnicas, junto con una silla, piernas hechas en moldes de yeso, páginas de periódicos serigrafiadas que hablan del Kremlin y la silueta de Marcel Duchamp que altera un cuadrado inspirado en una obra de su mentor.
“Tomé deliberadamente el propio trabajo de Duchamp y lo cambié ligeramente, y pensé en hacer una especie de juego sobre de quién es el trabajo, si es mío o suyo”.
Jasper Johns
En Perilous Night (1982) inspirada en una pieza musical fundamental de John Cage, incluye la partitura con su portada intervenida en tinta y también interpreta a mano alzada su versión de un soldado aterrorizado del panel de la Resurrección de la obra maestra del siglo XVI de Matthias Grünewald, el Retablo de Isenheim, tal como lo señala el Art Institute of Chicago, quien adquirió esta obra en 1989.





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Los objetos de su vida se vuelven estampas y las imágenes se intercalan con sus pensamientos. Por semanas, nuevamente la noche le devela ideas, pero esta vez no son los sueños, sino el insomnio y las visiones que no se disipan de su mente. El nombre de su siguiente obra surge cuando un psiquiatra le explica que aquello que lo inquieta se denomina: Racing Thoughts (1983), y en esta obra incluye a la Mona Lisa, un retrato de Leo Castelli y objetos familiares de su estudio.
En su trabajo también hay alusiones a Cézanne (Tête de mort), a Munch (el autorretrato Between the Clock and the Bed, cuya cama tiene un rayado muy parecido a la obra de Johns), entre otros artistas.
El año pasado (2020), un chico camerunés de 17 años, Jéan-Marc Togodgue, quien vive desde hace cuatro años en Estados Unidos, se sorprendió al recibir una carta de Jasper Johns. El artista había creado una copia serigrafiada de un dibujo suyo que vio en el consultorio de un médico que ambos consultaban. “Debería haberte preguntado entonces si te importaría que lo usara, pero no estaba seguro de que mi idea se materializaría alguna vez“. La obra Slice (2020) actualmente en exhibición, también se realizó sobre la base de un mapa estelar de 1986 que la astrofísica Margaret Geller envió a Johns en 2018, para expresar su admiración por Mirror’s Edge 2 (1993) que muestra las galaxias.


Jasper Johns, Slice, 2020; y Mirror's Edge, 1993
La influencia de Japón
Se dice que en los 70 el artista tuvo un declive. Sin embargo, en esos años Jasper Johns tiene una epifanía al detallar las líneas que se producían en las ruedas de un carro en movimiento. Comienza una mayor abstracción al dibuyar rayas entrecruzadas: los grises ocultan brillos y tonalidades que hacen dudar de la monocromía. Son de este período Corpse and Mirror (1974) y más adelante Between the Clock and the Bed (1982-83), esta última obra perteneciente al Virginia Museum of Fine Arts.
“Solo lo vi por un segundo, pero supe de inmediato que lo iba a usar. Tenía todas las cualidades que me interesan: literalidad, repetitividad, una cualidad obsesiva, orden con estupidez y la posibilidad de una completa falta de significado”.
Jasper Johns
Pero también el rayado es multicolor. El crítico de arte estadounidense Jerry Saltz recurre a una nota de Johns escrita en sus cuadernos de bocetos para interpretar otra de sus obras emblemáticas, Usuyuki (1977), que está inspirada en una obra de teatro Kabuki, en la palabra que significa “nieve fina o ligera”:
“Haz algo… que a medida que cambia o se deshace (muere por así decirlo) o aumenta en sus partes (crece por así decirlo) no ofrece pista sobre cuál era su estado, forma o naturaleza anterior”.
Jasper Johns
Otra pieza icónica es Dancers on a Plane, en las distintas versiones realizadas entre 1979 y 1981, y que rinden homenaje al coreógrafo Merce Cunningham. La línea, el color y la luz se entremezclan en una sincronía para dar la sensación de movimiento.
En los 80, libera en el lienzo su ego reprimido. En 1983 creó una serie de impresiones que fueron acompañadas con textos del libro Fizzles de Samuel Beckett. En 1985 inició The Seasons, las estaciones conectadas con las distintas etapas de la vida, infancia, adolescencia, madurez y vejez. La calavera se asoma en una serie de pinturas y grabados de 2018. Es una etapa más austera, pero a la vez es un recuerdo de pinturas pasadas. En una obra, Sin Título, por encima de la sombra silueteada del propio artista se superpone un esqueleto con una calavera sonriente que porta un sombrero de copa. La entidad mortuoria fue incorporada por Jasper Johns luego de recuperar esta y otras piezas que habían sido robadas por un ex-asistente suyo.




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Jasper Johns. The Seasons, 1985.
Reservado y persistente
A sus 91 años, Johns sigue trabajando en su taller en Connecticut. Inclusive dos obras de reciente data (así como gran parte de su colección personal) están presentes en Jasper Johns: Mind/Mirror organizadas de manera simultánea por el Museo Whitney de Arte Americano en Nueva York (comisariada por Scott Rothkopf) y el Museo de Arte de Filadelfia (comisariada por Carlos Basualdo). La retrospectiva más grande que se le ha realizado a un artista vivo, con casi 500 obras, divididas en ambos espacios, se inauguró en septiembre del año pasado y estará abierta al público hasta el 13 de febrero de 2022.
Sería redundante mencionar la lista de las prestigiosas colecciones del mundo que cuentan no con una sino con varias obras de Jasper Johns. Al igual que las retrospectivas que le han realizado a lo largo de su carrera. Lo que sí vale destacar es que en Venezuela, durante la administración de Sofía Ímber fue adquirida Broom de Jasper Johns por el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, pero en las actuales condiciones de esta institución, se desconoce la ubicación y el estado de la obra. Igualmente, entre octubre de 2013 y enero de 2014 se realizó la exposición “POP Art y Figuración /Estados Unidos-Venezuela” organizada bajo la curaduría de María Luz Cárdenas, en el Centro Cultural B.O.D., en La Castellana, en cuya colectiva se incluyó una obra del ciclo de Las Estaciones, Summer (1985-1981) de Jasper Johns.
Son 68 años de vida artística imposibles de resumir en un solo texto. Desde los dibujos en pequeño formato a los monumentales lienzos, pasando por sus esculturas y grabados, Jasper Johns no agotó ninguna disciplina para explorar distintas formas de ver el objeto. Sigue creando imágenes extrañas y misteriosas, cada vez más reveladoras de su vida o prefiere explorar el cosmos y las figuras esqueléticas como antesala de la muerte. No basta calificar la dimensión e influencia en el arte de este sobreviviente de toda una era del arte contemporáneo. Si alguna vez están frente a una obra del legendario artista, solo observen y olvídense de lo que significa. Simplemente es Jasper Johns.

Jasper Johns en su estudio de Riverside Drive. New York City, 1964.

Jasper Johns en su estudio, 2018. Foto: Andrew White—The New York Times
.“El arte es mucho menos importante que la vida, pero qué pobre vida sin él”.
JAsper Johns
Inger Pedreáñez es periodista (UCV), fotógrafa, poeta. Profesora de periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello. Dedicada al periodismo corporativo por más de 25 años. IG: @ingervpr.
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Entrevista a los comisarios de Mind/Mirror en Gagosian
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El revolucionario del arte en Estados Unidos, artículo de Farenheit Magazine
American Beauty: Jasper Johns, Robert Rauschenberg, and the Case of the Missing Flag
One Work: Mary Coyne on Jasper Johns’s Walkaround Time