Fran Beaufrand – La osadía como destino o el dulce encanto de la irreverencia

Entrevista Por Lorena González Inneco

Aparece la silueta de un cuerpo. Una leve distracción desvía la mirada. En ese espacio todo se desarrolla a través de las evoluciones de una seductora dimensión cromática que entra y sale en armónica cadencia. El contenido apela a los parámetros de una estética que pudiera parecer cercana, pero de algún modo los ángulos y supresiones de ciertos esquemas tradicionales de la fotografía, insertan un ruido casi imperceptible que al tiempo que me acerca me confunde; lo lúcido acude en esta imagen junto al sesgo de su propia sombra, en un contrapunto que extravía a la certeza. Allí me detengo y vuelvo a mirar; los cuerpos que observo rememoran pasadas estructuras y el canon es visitado en una sagaz combinatoria de ambientes, objetos, entornos y contenidos. Yo se que podría saber muy bien de qué se trata esta escena, estoy segura… pero mientras las luces van sombreando la mirada, la perspectiva del presente se levanta y se aleja. De pronto me encuentro en ella con un llamado imperioso para, una y otra vez devolverme los argumentos. Me doy cuenta de que esta imagen que intuyo conocida se ha revelado frente a mi sentido común. Viene a decirme con elegante desparpajo que ella no es lo que yo creo. Que ella tiene algo que yo desconozco, por más amable y cercana que me pueda parecer. Ella, tan delicada, tan justa y perfecta es la irreverencia de todo lo que he podido mirar, de todo lo que creo haber visto en ella. Luego de recorrerla apasionadamente, me deja sola, suspirando en la trampa de mi propia especulación.

Es este el delicioso agobio que siempre me ha producido la fotografía de Fran Beaufrand.

Fran Beaufrand

Me interesa mucho, en tu caso y por la particular mirada sobre el ejercicio fotográfico que te caracteriza, comenzar por un tema que de seguro siempre te ha perseguido, y es el desarrollo de esas dos aristas -no necesariamente separadas- de la fotografía publicitaria y la fotografía autoral en tu carrera creativa.

Creo que siempre ha habido un punto donde estas dos líneas se encuentran y también creo que es importante destacar que mi trabajo en el campo específico dentro de la fotografía de moda, es un trabajo autoral. Es allí donde yo he desarrollado parte de mi obra, es allí donde he desarrollado conceptos e ideas que están ligadas a mi reflexión sobre la fotografía y ese trabajo define muy bien mi mirada fotográfica. Lo que he realizado durante varias décadas como fotógrafo de moda tiene un sello personal, contiene ideas que hablan de la fotografía en general y también se conecta con problemáticas del arte, con ideas dentro del mundo del arte contemporáneo. En mi caso, yo creo que lo que comentas no está separado como fotografía publicitaria o autoral, aunque también he desarrollado otros temas que tratan o tocan contenidos alrededor de la figura humana, y que no están precisamente ligados a la moda.

Fran Beaufrand. Primeras fotos de moda, década de los 80.

Háblame un poco de esas series que has desplegado a lo largo de estos años, desde mediados de la década de los ochenta, ¿cómo podemos saber si hay realmente una separación entre esas dos vertientes o no? ¿El tema autoral lo has desarrollado también en la publicidad? ¿Podría realmente hablarse de dos cosas diferentes o no?

Yo diría que hay momentos en mi trabajo donde quizás me alejo un poco del fotógrafo de moda cuando me interesan mucho algunos temas autorales. Pero en otros casos los vínculos entre lo autoral, lo publicitario y la moda están muy presentes, porque las reflexiones que yo hago a lo largo de mi camino o mi carrera como fotógrafo lo abarca todo. La manera como abordo cada suceso, no sólo estéticamente sino también pensando conceptualmente en el funcionamiento de una imagen, está presente en todos los trabajos que desarrollo.

Obviamente, si vamos a pedir especificidad, hay que separar un poco a la fotografía publicitaria, que en un sentido es la más comercial. A veces encajo perfectamente dentro de los cánones publicitarios y aunque pueda tener mi sello estético, puede ser más difícil que eso se haga evidente en algunos proyectos. En otros casos, y vuelvo al punto, es en la moda sobre todo cuando el autor está más presente. Porque cuando hago los editoriales para las revistas, que es un trabajo que ha sido parte de mi desarrollo durante tantas décadas, pues allí el fotógrafo-autor es protagonista porque todas las decisiones son mías. En la publicidad no, allí tengo que complacer a un cliente y muchas veces plegarme más hacia sus ideas que a las mías. En cambio, en el caso de la fotografía de moda, sean campañas para diseñadores o sean editoriales, el resultado siempre está más ligado a mis ideas, y aunque puedo hacer concesiones con los clientes y las revistas, ese resultado está marcado por mi visión y por las decisiones que yo tomo a la hora de construir una imagen.

En este sentido quisiera retomar tu libro impreso en el año 2001. Allí creo que se integran esas dos aristas, y está lo que pienso es el centro de tu trabajo: los diferentes escenarios internos y externos de la figura humana, junto a la conexión entre esos espacios que envuelven las historias indescifrables de tus personajes. ¿Me puedes hablar un poco de ese libro y de las secuencias allí registradas? ¿Cómo fue la organización? ¿Cuál es la historia que ese libro narra, la que quisiste colocar allí, o mejor aún, la que intentaste desplegar en la sensibilidad del espectador-lector?

Fíjate, en ese libro se fusionan dos cosas que son los diferentes escenarios externos e internos de la figura humana y la conexión entre esos espacios. Ese libro es el resultado de dos décadas de trabajo que muestran los momentos de mi desarrollo como fotógrafo y donde se ve que el fotógrafo autor va vinculándose a la moda, pero todo está conectado por un tratamiento especial y por una manera particular de ver la imagen y la fotografía.

De este modo para ese proyecto editorial está seleccionado el trabajo del fotógrafo de moda y el autoral con algunos temas muy presentes en ambos casos. Me refiero a la ambigüedad sexual, la imagen andrógena, el erotismo, el homoerotismo, la reflexión sobre los cánones de belleza. La belleza extraña, la belleza diferente, la belleza de lo raro. Eso está presente en el trabajo tanto del fotógrafo de moda como el autor. Hay una reflexión sobre lo queer, el mundo gay, sobre la belleza masculina, pero todo esto se mezcla de una manera bastante fluida entre la moda y las fotos hechas con otros fines.

Entonces el libro, que trata sobre la figura humana, nos muestra estas ideas en ambos caminos.

Fran Beaufrand. Serie In Memoriam. La foto que encabeza este trabajo fue portada de Estilo No. 3.

Te lo preguntaba justamente porque en el tema del fotolibro y sus distintas categorías, situación que recientemente ha levantado mucho material de investigación e interés general, hay cierta exclusión de determinados temas. Quiero decir, pareciera que todo aquello que tiene un orden más documentalista, con una determinada forma de cuestionamiento crítico del contexto pues tiene una entrada inmediata dentro del género. No así piezas como tu libro, que yo considero es un fotolibro y cuenta con una narrativa muy especial…

Claro. Es que en ese libro yo creo que se muestra lo que un fotógrafo venezolano de la década de los ochenta y los noventa estaba trabajando. Y además expone cómo ese trabajo se distanciaba de la fotografía documental, haciendo mucho énfasis en eso. Muestra ideas, contenidos de la época que nos acercan a otras formas de insurrección visual. Lo que sucede es que estamos hablando de un país, de un continente dominado por la fotografía documental. Para mí era importante mostrar otra manera de hacer y de mostrar imágenes, era necesaria la vuelta al estudio, la construcción del escenario, la mirada íntima, introspectiva, y ese libro trata un poco de eso. Tiene que ver con una postura frente a la fotografía documental, frente a esa fotografía de la realidad social que es tan machista en muchos sentidos. El libro es una forma de oponerse a eso que sucedía de manera amplia y legitimada en nuestro medio. No quiero decir con esto que lo documental es una forma errónea de la fotografía, claro que no, su legitimidad tiene mucha razón y cuenta con grandes fotógrafos que han dado estupendos trabajos en ese campo…, pero también hay otras estrategias para contar historias y construir imágenes que estaban silenciadas por esa primacía. Eso era lo que yo quería decir y asentar en ese libro.

Nota de redacción: el libro se puede ver en este enlace de La ONG sólo disponible en youtube.

Es muy paradójico… Son territorios en los que a veces no reparamos, pues supuestamente esas propuestas tienen un carácter crítico frente a la realidad social, pero también son engullidas por el propio sistema de las legitimaciones dejando de lado el valor de otros discursos. A partir de allí quisiera saber cuáles series consideras capitales en tu carrera fotográfica y que también hayas incluido en este libro.

Para mí hay varios momentos importantes. En los inicios está la serie titulada In Memoriam que es una mirada al pasado, a los pioneros de la fotografía, a la fotografía de estudio. Es una revisión frente a los referentes que yo tuve, desde Julia Margaret Cameron hasta Irving Penn. Esa serie de los ochenta recrea también todo un mundo homoerótico. Me inspiro en personajes como el Baron Von Gloeden; es un homenaje a la historia, a los antecedentes que me marcaron y que definieron mi visión. Luego en los años noventa destacaría un cuerpo de trabajo que considero importante y que se llama Blur (fuera de foco), que también toca un punto valioso que es cuestionar un principio esencial de la fotografía que es el foco, a través de imágenes desenfocadas como el centro de ese todo, como una forma también poética de hacer imágenes. Esa serie se compone de retratos, objetos, espacios…pero todos desenfocados. Recuerdan ciertos accidentes fotográficos y eso tiene para mí un valor, un sentido, una justificación. Es ir a contracorriente de las posturas tradicionales y darle otra dimensión al accidente, potenciar las posibilidades del error. Me gusta estimar lo que no ha sido entendido y asumirlo como una idea válida o como una propuesta, o como algo que tiene sentido. Por ello la serie Blur es muy importante.

Fran Beaufrand. Serie Blur.

Por ejemplo, en el libro están un par de mises fotografiadas con sus bellezas totalmente desenfocadas y eso comporta otro alcance en torno a lo que se desvanece, a eso que se desdibuja con el tiempo. La fotografía siempre ha estado marcada por ese intento de detención o captura del tiempo, y que sabemos es imposible pues en definitiva todo se esfuma, se transforma. Entonces con esta serie me interesaba justamente capturar eso, lo imperecedero que son las cosas, por más que tratemos de fijarlas o asirlas.

Quisiera regresar a la figura humana, que es para mi el centro de tu propuesta fotográfica ¿Cuáles son las historias que envuelven a tus personajes? Siempre me ha cautivado eso en tu trabajo, pareciera que una noche entera de sucesos y acontecimientos están tras la captura de cada una de tus imágenes ¿Qué hay allí en el ejercicio de tu fotografía? Cuándo vas a realizar una serie o una imagen… ¿Qué quieres contar? Háblame de tus atmósferas, de tus estrategias de representación. ¿Cómo compones ese escenario?

Creo que a lo largo de mi trabajo, sea personal, autoral o el de la publicidad, yo estoy como dices, construyendo escenarios permanentemente. De eso trata la publicidad y de eso se trata esta fotografía íntima que he realizado a lo largo de mi carrera, de construir espacios para fotografiar, de levantar escenarios donde un sujeto va a protagonizar una historia y allí, de alguna forma, como un director de teatro o como un director de cine establezco unas pautas, pero que ya vienen precedidas por una reflexión, una idea, un concepto que he elaborado previamente. Hay muchas cosas que están claras a la hora de producirlas y otras que las dejo dentro de la improvisación del momento. Pero siempre hay una planificación, una organización previa a partir de las ideas y de todo lo que es necesario para realizar una imagen.

Esto es el resultado también de esa manera de trabajar en la que me he movido a lo largo de las décadas. En publicidad necesariamente tiene que ser así y en mi trabajo personal también es así. Siempre hubo ideas que estaban en mi cabeza y en algún momento encontraba el modelo o el espacio o el objeto o el vestuario indicado. Y de esta forma armaba el rompecabezas y el ensamblaje para hacer que todo funcionara.

Pero en la mayor parte de mis historias el sujeto es el que nos cuenta algo. No siempre está conectado con la cámara; me interesa mucho desde mi perspectiva la idea del voyeur, del espía, y que el espectador se sienta como alguien que está observando a otro, en su cotidianidad, en su crónica, en su situación íntima.

FRAN BEAUFRAND

Me cautiva hacer surgir esa mirada un tanto oculta, de alguien que no quiere ser descubierto. Por eso es que mis modelos en muchos casos no miran a la cámara o la evaden, la evitan, o simplemente están mirando hacia otro lugar. Hay algo de eso en una buena parte del trabajo que hago. Como dices, la figura humana definitivamente es el hilo conductor de mi propuesta porque en todo lo que hago siempre está presente el sujeto, y tanto en la publicidad como en lo autoral está para crear atmósferas emocionales, atmósferas estéticas, ambientes que narran historias que no son del todo comprensibles. Eso me gusta, que no sean entendibles, que nos dejen pensando, que nos dejen con dudas…

La incertidumbre frente a lo que se está viendo me interesa mucho.

Fran Beaufrand. Serie Retratos.

Hay una serie reciente que estás haciendo en colaboración con el artista Aarón y que ambos comparten en Instagram (@franbeaufrand y @aaronjo.c). Se titula Layers. Intuyo, por lo que observo, que habla de la superposición de esas capas identitarias que nos rodean, y que también nos traspapelan o nos develan en este mundo sobresaturado de imágenes. De alguna forma toda esa iconografía, aunque artística es publicitaria, pues por más puristas que algunos quieran ser, en redes todo responde a las estrategias de mercado: likes, algoritmos, seguidores, comentarios… En esta serie ¿qué cuentan estas impecables siluetas de humanidad que se presentan tapiadas? Me parece muy lúcido que frente al arrebato de la imagen en las redes sociales, estés respondiendo con esto.

Esta serie justamente trata de las capas que nos cubren y nos identifican, de cómo la moda nos permite crear identidad, pero en el fondo nos convierte simplemente en la etiqueta de una marca. Esta serie tiene ese guiño con la publicidad. En algunos casos son bellos retratos de estudio y en otros encontrarás fotografías hechas en locaciones, lo que sugiere que podrían ser algo publicitario o algo personal. En general toda la serie tiene un gesto con el pasado, con una situación atemporal… porque no sabemos si es un pasado reciente o un pasado lejano. Allí me interesa mostrar cómo construimos nuestra identidad a través de la moda, cómo definimos nuestro rol, nuestro género, nuestro nivel social, nuestra postura ante la imagen del poder, de la seducción. Y también cómo hablamos de la moda para identificar los rituales de nuestra sociedad, cómo ese envoltorio que nos caracteriza es una especie de crisálida que nos transforma de manera privada y colectiva. Esa coraza de protección que nos etiqueta y nos define transmite su mensaje, por eso toda esta serie de Layers tiene presente esta idea de la moda en cada una de las piezas, y surgen títulos relacionados con las marcas que visten: Prada, Gucci, Dior… Tiene que ver con la construcción de la imagen en la sociedad contemporánea a través de la marca y de cómo la moda le da sentido a la personalidad, cómo etiquetamos a ese personaje que construimos. Pero más allá de eso, también habla de lo qué ocultamos a través de la moda. Entonces en esa serie no logramos ver los rostros porque están cubiertos con trozos de tela. Aquí me conecto con Jung y la sombra, con la idea de la parte oscura que no se muestra, la parte que no queremos hacer evidente. Es lo que está adentro, lo que no dejamos que se vea porque está tapiado, está oculto por otras capas.

Layers es una serie que decidí hacer con Aarón, un fotógrafo joven, somos grandes amigos, y me parece interesante la idea de la creación colectiva. Trabajar en colectivo es para mí importante. Y decidí hacerlo con alguien muy joven para nutrir mi propia mirada, para construir vínculos y puentes con las nuevas generaciones, tender algo que nos permita elaborar visiones, ser generoso en ese intercambio, en la difusión del conocimiento.

Aarón y Fran Beaufrand. Serie Layers.

Desde esa hendidura presente en las capas de su más reciente serie y con la liberalidad que le caracteriza, el autor me regresa al delicioso agobio de donde partimos. Pienso en sus inicios, en el comentario magnífico de una historia cálida donde la trayectoria dentro de la fotografía comenzó como un pasatiempo. Un agradable hobby aprehendido en el hogar gracias a la pasión fotográfica de un padre rendido ante la belleza de la madre y de ella misma dedicada a fotografiar la naturaleza. Luego la Escuela de Artes de la UCV y los maestros cruciales de aquellos convulsos años ochenta. Las miradas transversales entre lo local y lo internacional, la mudanza de los territorios y la inserción en la voluptuosa movida visual, conceptual y estética de la Nueva York de los ochenta. Allí el descubrimiento de los grandes referentes en museos, libros y espacios posibles que siempre compartió con quiénes le rodearon: Robert Mapplethorpe, Richard Avedon, Joel-Peter Witkin. Y por supuesto la moda y su conexión con los diseñadores emergentes, la dupla inigualable con Ángel Sánchez. Entonces el pasatiempo se fue convirtiendo en una profesión de vida: intuitiva, única, autodidacta, retadora, apasionada y desafiante.

En el primer Salón de Jóvenes Fotógrafos del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Ímber, el artista rememora que se presentó con una pieza que siempre le ha gustado mucho: un autorretrato travestido donde aparece ataviado con una máscara y un traje de su mamá. Para Beaufrand este es el inicio de esa exploración sobre la intimidad, lo personal, las minorías, los cambios de época, la sexualidad. Son relatos que también se desplazan hacia las diferentes zonas donde ha impregnado el sello de una postura deliberante, una posición a contracorriente que siempre defiende y con la cual refuta no solo los estereotipos que gobiernan determinadas tramas oficiales, sino también a aquellos discursos que en apariencia se han levantado frente a las formas tradicionales del poder.

Fran Beaufrand. Editorial, Publicidad y Moda.

Siempre tuve que moverme de una manera más amplia en el campo de la fotografía, por un lado haciendo fotografía de moda que me gustaba mucho pero que no producía tantos resultados económicos como la publicitaria. Y la publicitaria, en la cual tenía que hacer muchas concesiones, pero que generaba grandes dividendos. Así fui construyendo mi obra, desplazándome entre estas aguas, que en algunos momentos se funden y en otros se presentan turbulentas. Pero eso me permitió ampliar mi carrera y vivir de la profesión que había decidido tener en mi vida. Así fue como el tiempo me fue llevando, del chico joven que quería ser irreverente con la fotografía y se planteaba proponer nuevos temas, al fotógrafo que incorporó en todas sus áreas de trabajo esa osadía.

FRAN BEAUFRAND

Fran Beaufrand. Autorretrato. Salón de Jóvenes Fotógrafos del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Ímber.

Lorena González Inneco es curadora e investigadora de arte.

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