Meyer Vaisman: La estética de la razón cínica

por Javier León

Dedicado a la memoria de Miguel Miguel, ferviente promotor de la obra de Vaisman

Meyer Vaisman nace en Caracas en 1960, hijo de inmigrantes judíos. Sus padres provienen de aldeas vecinas ubicadas en tierras que forman parte de un sistema montañoso de Europa Oriental llamado Cárpatos. Hoy casi todas estas tierras forman parte de Eslovaquia y una pequeña porción de Austria. Desde 1976 han sido declaradas zona protegida, pero en diferentes momentos del siglo XX fueron parte de un territorio reclamado por el Imperio Astro-Húngaro, Alemania, la Unión Soviética, Rumania y Ucrania. Vivieron en Israel desde 1945 durante el momento del nacimiento de esta nación en medio del territorio árabe; y se trasladaron luego a Venezuela con sus dos primeros hijos en 1952, donde luego nacerá Meyer.

En su infancia y adolescencia estará expuesto a un ambiente de una sociedad que por esos años experimenta un proceso de desarrollo de un sistema democrático inédito en el país cuya bonanza permite entre otras cosas una influencia importante de algunos de los modos de vida y hábitos culturales estadounidenses cuya adaptación local caracterizará en buena medida nuestra sociedad por aquellos años. Esto, además de su herencia familiar centro-europea y lo popular venezolano repercutirá en que una vez entregado al desarrollo de su experiencia artística el tópico de la identidad sea definitivo en el desarrollo de muchas de sus obras. En ellas la catalización de sistemas contrastantes de valores se realizan en un cruce disciplinar con el que el artista desarrolla un lenguaje signado por la parodia, el apropiacionismo y la crítica.

Meyer Vaisman 1993, Foto de Carlos Germán Rojas

Meyer parte de Venezuela al graduarse de bachiller en 1978, y se residencia en Miami para estudiar ingeniería con la intención de volver a Caracas como lo habían hecho antes sus hermanos. No le fue bien con esos estudios ni se sintió a gusto en esa ciudad. En 1980 se inscribió en la Parsons School of Design en Nueva York y se traslada a esta ciudad y es en este momento cuando decide convertirse en artista, y rápidamente comienza a relacionarse con el mundo del arte de la ciudad. Recordemos aquí que por entonces la “globalización” estaba en ciernes y la internacionalización del mundo del arte estaba restringida a menos centros de los que existen hoy con lo que artistas de origen latinoamericano y del tercer mundo en general tenían muy poca presencia en la escena internacional.

Para comienzos de la década de los ochenta emergió con fuerza en Nueva York una nueva generación de artistas decididos a implementar innovaciones en el campo del arte conceptual Sherrie Levine, Barbara Kruger, Robert Longo, Tony Oursler, Allan McCollum, Richard Prince, Cindy Sherman, Jenny Holzer y Louise Lawler cuentan entre las figuras más destacadas. Muchos de ellos estuvieron vinculados con la Galería Metro Pictures, que fue una vitrina importante dentro de esta tendencia. Si bien gozaron de amplio reconocimiento de la crítica y conquistaron a interesantes coleccionistas estaban lejos de puntear la escena del arte por entonces dominada por una estética de la angustia encarnada en grandes pinturas que implementaban el gesto y la espontaneidad en una vuelta sobre las tendencias informalistas y expresionistas de varias décadas atrás. Este era el estilo dominante tanto en Norteamérica como en Europa durante los ochenta. Las altas cotizaciones que alcanzaron por entonces los artistas representados por la galería Mary Boone —Eric Fishl, Julian Schnabel, David Salle, Jean Michel Basquiat— y el éxito de la pintura de la transvanguardia italiana, término acuñado por el crítico Achille Bonito-Oliva para las obras de Sandro Chia, Enzo Cucchi, Francesco Clemente y Mimmo Paladino entre otros pocos son ejemplares en este sentido y encarnaron un verdadero Boom del mercado del arte.

Es en el contexto de esta escena artística que Vaisman, ya por graduarse de la Parsons, junto a un par de sus compañeros de estudio deciden abrir una galería en el East Village. Así la galería International with Monument abre sus puertas en octubre de 1984. Su intención era exponer sus obras y las de los artistas que le resultaban interesantes. En poco tiempo la galería ganó prestigio. La participación de Peter Halley y Jeff Koons como artistas de la galería fue significativa. También comenzaron a exhibir a artistas ya establecidos como Laurie Simmons y Richard Prince relacionados con Metro Pictures. De esta manera, para 1986 la galería se había convertido en un espacio expositivo de prestigio en el mundo artístico de Nueva York.

Sin embargo, él ya había realizado su primera exposición individual en 1985 en un espacio alternativo del Soho llamado White Columns dedicado a artistas emergentes, el más antiguo de la ciudad (fundado por Gordon Matta-Clark y Jeffrey Lew en 1970). Emblemática de esa exposición será la obra Vaismen en la que en un juego crítico hacia la figura del autor el artista pluralizó su apellido. Asimismo, se había incorporado al staff de artistas de la recién inaugurada galería Jay Gorney Modern Art donde realizó exposiciones individuales en 1985 y 1986, con lo que su ascendente carrera como artista lo llevó a abandonar su galería. Al respecto de este hecho, el crítico y curador Dan Cameron escribió: “Tal coyuntura tiene mucho que ver con el hecho de que la Sonnabend Gallery, uno de los nombres más venerados en la vanguardia internacional, estaba organizando una exposición colectiva para ese otoño, que iba a poner a relucir a esa nueva generación —el nombre de Neo-Geo estaba comenzando a circular—, y los cuatro artistas elegidos por Ileana Sonnabend fueron Ashley Bickerton, Peter Halley, Jeff Koons… y Meyer Vaisman”.

La experiencia como galerista le dio a Vaisman una perspectiva más amplia de la lógica del funcionamiento del mundo del arte. Quizá esta experiencia contribuyó a consolidar el componente crítico hacia el propio medio del arte que aparece sublimado en algunas de sus obras. El movimiento Neo Geo en principio encarnado por estos cuatro artistas que incluso llegaron a recibir el apodo de “los cuatro fantásticos” por la crítica, se trataba de unas obras que ya habían asimilado las vanguardias como fenómeno histórico y encarnaban lo actual a finales de los ochenta. Sus proposiciones fueron definidas por entonces por el crítico Hal Foster como “la estética de la razón cínica”. Impulsados por el pensamiento posestructuralista francés, instrumentalizaron la simulación para la producción de sus obras. De allí que se les relacione con el movimiento más amplio conocido como simulacionismo que caracteriza a un número más amplio de artistas que adelantaron estrategias apropiacionistas de distinta índole, implementando prácticas heterodoxas muchas veces críticas al propio campo cultural donde circulaban sus propias obras.

El impulso crítico de Vaisman fue uno de los que arrojó obras más notables en esta generación sobre la puesta en cuestión no sólo del autor y de la institucionalidad sino de la sociedad capitalista. Quizás fue este aspecto el que condujo hacia la situación de que, aunque muy conocido y celebrado por la crítica especializada, siempre fue más o menos desconocido para el público general. En su libro Arte Contemporáneo el curador y crítico Klaus Honnef reseña la obra Four Small Fillers de 1987 y comenta sobre el artista: “Sus trabajos, cuadros y piezas, abstractos y figurativos, históricos y actuales, tradicionales y progresistas, solventan las incompatibles divergencias estéticas del arte de vanguardia como si fuera algo evidente”.

Meyer Vaisman. Four Small Fillers, 1987

Teóricos franceses como Foucault, Lyotard, especialmente Roland Barthes y Jean Baudrillard fueron una referencia importante para estos artistas que se basaron en conceptos como simulación, simulacro e hiperrealidad generando cuerpos de obras críticos a la cultura de la mercancía y a los sistemas del poder. Vaisman supo transitar entre formas, medios y prácticas artísticas distintas de manera brillante valiéndose de la apropiación de forma singular. En una primera etapa de sus obras, implementó la utilización de la tela conceptualmente, basó un importante conjunto de sus obras en una textura visual incorporada en distintas situaciones: las pinturas Filler (Relleno). Se trataba de una textura visual basada en imágenes ampliadas de la fibra del lienzo. Así la propia tela era implementada de una manera sugerente en la que se producía una acentuación del carácter objetual de la pintura, y constituían una crítica al medio y una contraposición a la pintura de carácter expresionista que imperaba por aquel entonces.

Meyer Vaisman. The Whole Public Thing (toda la cosa pública) de 1986.

La obra The Whole Public Thing (toda la cosa pública) de 1986 en la que se presentan cuatro asientos de inodoro colocados simétricamente en una plataforma serigrafiada con la textura mencionada es ejemplar del cinismo con que asumía la crítica hacia el sistema; sobre esta obra, Dan Cameron en su texto La America de Meyer Vaisman comenta: “Revela un desagrado palpable con las definiciones convencionales tanto del papel del artista en su comunidad como de su cacareada individualidad (…) Vaisman trató con su arte de recordar a los observadores que mientras ellos fueran libres de emitir juicios de gusto basados en cualquier criterio conocido, deberían estar conscientes de que estos criterios están basados con frecuencia en otros supuestos culturales implícitos, de los que ellos podrían muy bien no estar conscientes.”

Meyer se va a valer de una caricatura que un artista callejero hiciera de él en una visita a Florencia para desarrollar la serie Uffizi Portrait en la que se apropia de esta imagen como una constante modificada que va envejeciendo al instrumentarla como copia de la copia, esta imagen aparece en muchas obras, entre ellas en la obra Autorretratos con hermanos imaginarios (a Richard Prince) que fue la obra con la que irrumpió en el medio artístico en Venezuela, con ella participó y ganó la primera Bienal Christian Dior realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1989. La curaduría de esta exposición estuvo a cargo de Roberto Guevara. El hecho de que Vaisman resultara ganador causó polémica.

Meyer Vaisman. Autorretratos con hermanos imaginarios (a Richard Prince). Ganadora de la Bienal Christian Dior 1989.

Por una parte, a pesar de que el nombre de Vaisman apareciera catalogado entre los artistas invitados y no en la de los invitados fuera de concurso, el artista declaró haber aceptado participar solo si estaba fuera de concurso su obra. Por otra, siendo el artista más joven de los participantes y habiendo resultado ganador fue señalado de artista extranjero por alguno en los debates públicos suscitados alrededor del hecho. Importante de todo esto es que Sofía Ímber quien acompañara a Guevara y a Gaston Diehl como jurados de aquella premiación se salió con la suya y consiguió para la colección del Museo de Arte Contemporáneo a través del premio adquisitivo una importante obra de Vaisman por los Bs150.000 del galardón.

El tema de la identidad será central en la obra de Vaisman. En una entrevista aparecida en la revista Estilo N°8 publicada en 1990 expresaba: “…cuando los norteamericanos organizan una exposición de artistas “norteamericanos”, no me incluyen porque yo no soy americano sino venezolano y al mismo tiempo, si mi apellido hubiese sido Hernández yo no hubiera tenido el éxito que tengo. Aquí me acusan de “importado”. Yo soy venezolano”. A principio de los noventa, en Venezuela, participó en las exposiciones Los 80. Panorama de las artes visuales en Venezuela (GAN, 1990); II Bienal de Guayana (1991); VI Edición del Premio Eugenio Mendoza (Sala Mendoza, 1992); Nuevas adquisiciones 1991-1992 (GAN).

La obra de Meyer Vaisman fue portada de Estilo en sus ediciones 8 y 24.

La implementación del medio textil será un rasgo significativo en muchas de las obras de Vaisman, como en sus originales gobelinos donde rompe estereotipos culturales, utiliza la pintura en clave “deconstructiva”, como camuflaje, simulacro de otras formas expresivas. Se trata de lujosos textiles réplicas de Gobelinos que son tapices franceses hechos en la Manufacture Royale des Gobelins de París y que son característicos de los siglos XVI y XVII. Produjo réplicas de estos en los que interviene haciendo aparecer en las escenas caricaturas propias de la cultura popular. En 1993 se presentó la primera gran individual del artista en Venezuela: Meyer Vaisman Obras Recientes en las salas del Centro Cultural Consolidado, la curaduría estuvo a cargo de Miguel Miguel, y en el catálogo a cargo del diseñador John Lange se publicó el texto de Dan Cameron que hemos citado y el texto Dejando aparte el significado de Roberto Guevara donde sobre estas obras argumenta: “En el espejismo que provoca la primera visión de los gobelinos y otras tapicerías está siempre presente el juego de las identidades, el empleo de elementos mimetizados, imbricados con habilidad y osadía, intrusiones contemporáneas hundidas en contextos de otros tiempos y sociedades. Aquí la engañifa disimula el efecto verdadero. La alianza es luego indisoluble”.

En esta exposición de Obras Recientes las obras más deslumbrantes presentadas fueron su serie de pavos, el artista realizó un cuerpo de obras a partir de pavos disecados que fue adquiriendo sistemáticamente e interviniendo que se mostraron por primera vez en la galería Leo Castelli en Nueva York, galería en la que hizo tres exposiciones, sobre estos pavos escribió el crítico Trevor Fairbrother en la revista Parkett: “Al operar de manera cómica, Vaisman puede exhibir desvergonzadamente el saco de trucos que la personalidad e identidad interior expresan como concha externa. Sin embargo, hay una ternura tras el cruel ingenio. Los espectadores pueden consolarse en el conocimiento de que ninguno de nosotros es perfecto. Los pavos de Vaisman nos aseguran que nuestro precioso comportamiento humano es una forma de comportamiento animal”. Incluso junto a estas excéntricas figuras se exponían radiografías realizadas a algunos de los pavos.

Meses después de Obras Recientes se produjo en Caracas, en la Galería de Arte Nacional una de las exposiciones más emblemáticas de nuestra contemporaneidad, CCS-10, una curaduría del diseñador gráfico Álvaro Sotillo en la que participaron diez artistas fundamentales dentro del desarrollo del arte contemporáneo en Venezuela: Sigfredo Chacón, Sammy Cucher, Eugenio Espinoza, José Gabriel Fernández, Héctor Fuenmayor, José Antonio-Hernández Diez, Oscar Machado, Roberto Obregón, Meyer Vaisman y Alfred Wenesmoser. La exposición contó con patrocinantes, dispositivos de producción y espacio suficiente para presentar proyectos de gran formato.

En este contexto Meyer presentó la obra Verde por fuera, rojo por dentro que consistía en la presentación de un rancho en escala 1:1, un rancho característico de los que por millares proliferan en los barrios en Caracas, ahora bien, la instalación presentada reproducía en su interior la habitación de juventud del artista cuando vivía con sus padres, trasladó los enseres auténticos con lo que el contraste que podía observarse a través de huesos de ganado dispuestos en la pared que ofrecían visibilidad hacia la habitación de clase media alta sellada en un habitáculo que encarna lo más emblemático de la arquitectura popular venezolana era inmenso. El mensaje crítico aquí es contundente. También llegó a realizar otras obras con enseres de esa casa familar como El interior del armario de mis padres e incluso llego a exponer fragmentos de las paredes de la casa con objetos provenientes de la misma incrustados.

Un par de año después en 1995, Meyer fue invitado a representar a Venezuela en la Bienal de Venecia y propuso la obra Verde por fuera rojo por dentro acompañada por una segunda estructura que consistía en un ‘palafito’ típico de los indígenas de La Laguna de Sinamaica de los que deriva el apelativo de pequeña Venecia del que proviene el nombre de Venezuela. Este segundo proyecto fue propuesto por Vaisman en contraste con la arquitectura de la laguna veneciana en una actitud crítica hacia la misma Bienal de Venecia. La crítica implícita en el proyecto fue polémica para las autoridades del CONAC quienes instaron a Vaisman para que ofreciera una propuesta alternativa. Pero él se negó a ser censurado y retiro su postulación. Posteriormente, en 2003 expuso en la misma Bienal con una instalación parecida a las previamente censuradas por Venezuela, en el marco de la exposición internacional colectiva Structure of Survival, curada por Carlos Basualdo. Respecto a esta obra la investigadora Mónica Amor en su artículo Los avatares del sujeto escribió: “Así como las dos caras de la moneda estructuran el signo lingüístico (el uso metafórico de la imagen, según Saussure), Verde por fuera, rojo por dentro representa las dos caras de una situación singular. Nada revela la paradoja de la resguardada vida individual inexorablemente permeada por lo social, su vínculo indisoluble con lo otro, tanto como la atemporalidad de la obra, su inquietante poder alegórico (…) la imagen del rancho es más ubicua que nunca, más penetrante, más monumental. Como el fantasma reprimido de la modernidad, ha vuelto para acecharnos vengativamente”.

La presencia del artista en nuestro medio tuvo un significado importante no sólo para quienes tuvieron el privilegio de trabajar con él, sino que constituyó un espaldarazo al campo cultural específico de las artes plásticas. Ya que, además del hecho de ser una figura de reconocimiento internacional y la experiencia que ello conlleva, al tratarse de un artista con un componente intelectual y una vocación hacia la crítica importantes, sus obras y posiciones estéticas contribuyeron a ampliar los debates críticos suscitados en torno a la posmodernidad y al arte actual. Su emergencia en Venezuela a principio de los años noventa coincidió con un momento de efervescencia en la producción artística local en la que aparecía una nueva generación de artistas que respondían a las problemáticas del mundo atendiendo a estrategias internacionales imbricadas con contenidos y códigos propios de nuestra sociedad, fue un momento estelar también en el campo de la investigación y los museos; figuras como Luis Ángel Duque y Miguel Miguel consolidaban la configuración de una nueva mirada sobre la emergente figura del curador, María Elena Ramos desde la dirección del MBA realizó una contribución extraordinaria.

En esta oportunidad quisimos hacer énfasis en la relación con nuestro campo cultural en Venezuela. Es mucho más lo que se puede agregar sobre las obras de Vaisman en el contexto internacional desde 1987 cuando expone por primera vez en la Galería Leo Castelli, consiguiendo un impulso importante, al año siguiente expone en The Berkeley Art Museum and Pacific Film Archive en Oakland y La Jolla Museum of Contemporary Art en San Diego desplegando desde entonces una actividad expositiva extensa. Desde mediados de los ochenta y durante los noventa realiza exposiciones individuales tanto en ciudades dentro de los Estados Unidos —Los Angeles, Glenside, Boston, Chicago, Philadelphia, Palm Beach, Santa Monica — como fuera de él, en Alemania, Inglaterra, Bélgica, Japón, Francia, Madrid, Colombia, Brasil y Venezuela. Su participación (atendiendo a la invitación de relevantes investigadores y curadores) en exposiciones colectivas en los museos más importantes del mundo fue constante. En una ocasión participó en una curaduría de Octavio Paz para el Museo d´Arte Contemporanea Luigi Pecci en Italia en 1991 y al año siguiente en la legendaria exposición Post-Human, itinerante que se mostró en Suiza, Italia, Grecia y Alemania.

Meyer Vaisman. Serie Pavos Sin Título (1992-93)

Vaisman es un artista fundamental para el desarrollo del arte posmoderno de cuño norteamericano, un arte con un componente conceptual y crítico relevante. Su contribución fue importante para el reconocimiento y desarrollo de esta nueva estética en el campo del arte en general y sobre todo en el de la crítica especializada; sus audaces apropiaciones y la mezcla de referencias visuales e intelectuales son aplicadas de una manera en la que surten un doble efecto, el trompe l’oeil manifiesto en la combinación inverosímil de referencias y su mordaz crítica en la que las piezas parecieran ser portadoras de un mensaje oculto o sublimado de manera que nos interpelan a la reflexión. Al respecto el artista sostuvo en una entrevista: “Yo asumo que la audiencia es inteligente, y si presento claves es porque la creo con capacidad de seguirlas. Cuando la gente va a un museo o a una galería, va una cierta capacidad de cambio. Ir a un museo es una actividad severamente voluntaria; no como ver televisión, actividad en la cual se es pasivo. Si espero que la audiencia preste atención a lo que estoy expresando, es porque creo que está ahí para eso; al igual que la gente que trabaja en una arepera espera que la audiencia esté ahí para comer arepas y no para pedir gasolina”.

A finales de los años 90, Vaisman se retira voluntariamente de la escena artística y reduce su producción y actividad expositiva. La fecha emblemática de su retiro es 1998, cuando en la obra Autorretrato fallecido Self-Portrait Deceased se representa muerto a través de una impresión 3D realizada en acrílico transparente de su propio esqueleto, con esto quiso representar su fin como artista. Una interesante obra más realizara en 2001 denominada Barbara Fisher. Psicoanálisis-psicoterapia (según Miguel Angel) una escultura tamaño natural que representa a su psicoanalista.

Su silencio y escasa presencia en la escena artística se prolongó hasta el 2011, cuando poco a poco volvió al circuito artístico a partir de una exposición titulada Ultraflat (Superflat Donkeys and Zooms) en la Galería KaBe Contemporary, en Miami. Empezó una nueva fase productiva con una serie de pinturas e impresiones que pueden ser interpretadas en relación con su anterior producción como una continuación de lo fotomecánico a lo digital, en algunas de estas obras aparece su firma y su huella digital ampliadas poniendo de relieve las temáticas de la identidad y la problemática de la autoría que lo caracterizó en mucha de sus obras anteriores. Su exposición más reciente fue In The Vicinity of History, 5774 en el 2014.

Meyer Vaisman. In The Vicinity of History, 5774. 2014.

Javier León es artista visual e investigador. IG: @javierleon.ccs

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