FABIÁN SOLYMAR (DAGOR) SUEÑA UNA CIUDAD DISTINTA

Fabián Solymar (Dagor) sueña una ciudad distinta

por Inger Pedreáñez

Las líneas del destino del  artista húngaro-venezolano Fabián Solymar, Dagor, fueron trazadas por las ruedas de una patineta. A los 12 años recibió el regalo navideño que no volvería a sacarlo de las calles. Primero fueron las piruetas. Con ellas los aerosoles. De allí surgió una técnica que lo ha llevado a las galerías de arte.

Dagor cubriendo propaganda política

Su más reciente exposición es una individual en Espacio Monitor, ubicado en el Centro de Arte Los Galpones, que clausura el domingo 8 de septiembre. Son cinco murales de gran formato acompañados de cinco pinturas sobre tela y una serie de ocho ‘collages’ realizados en madera laqueada. La muestra se llama “Kosmogonia”, y por el tiempo que utilizó el artista para completar la colección (dos semanas y media), casi duplicó los días de la creación del universo.

Centro de Arte Los Galpones en Espacio Monitor, “Kosmogonia” 2019.

“Cuando me invitaron a exponer, mi primera reacción fue decir que no. Este es un espacio muy importante, donde he visto el trabajo de grandes pintores a quienes respeto mucho. Y yo no estoy a la altura de ellos. Pero al segundo llamado me pregunté ¿por qué no? Tuve que trabajar día y noche. Calculé que tendría tiempo si hacía un mural por día, de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche. Después regresaba iba a mi taller a ensamblar las otras piezas”, cuenta Dagor.

Esta presión debió ser lo más parecido a su experiencia de grafitero. Igual que para muchos adolescentes, la adrenalina de lo furtivo e imprevisto era su pulsión. Se propuso avanzar en algo diferente a lo que ya venía haciendo, generar el volumen a través del uso del color, lograr un efecto tridimensional jugando con los tonos y las sombras. “En la creación, antes de que llegara Dios había sólo caos y oscuridad. Pero luego Él hizo la luz y el orden. Utilicé muchos volúmenes, que no había hecho antes, y las fui uniendo para generar un orden”, explica Dagor.

El curador de la sala, Miguel Miguel García, resalta el hecho que las obras mostradas fueron realizadas para esta exposición: “En estas piezas se ve una mayor madurez, una evolución en su trabajo. Solymar es posiblemente el artista visual nacional, sobre todo de su generación, que más obras ha realizado en exteriores en Caracas”. Cuando le pregunto al artista por un número de obras, él no sabe responder, ha perdido la cuenta: “son cientos”.

A sus 31 años, Fabián Solymar no sólo ha pintado las calles de su país. En 2010 recorrió 20 lugares de Europa para compartir con los más rudos del arte callejero, los treneros. El año pasado se presentó en una colectiva de diez muralistas en México. En esa oportunidad, su trabajo llamó la atención por ser uno de sólo dos artistas que presentaron propuestas abstractas, las otras ocho eran figurativas. “La gente se sorprendía, pero yo les explicaba que en Venezuela tenemos una gran tradición con el cinetismo y la abstracción. Ese es mi origen”.

Ocho años antes estuvo por Santiago de Chile para ser reconocido en ese club de anónimos que transforma la ciudad. Trágicamente fue hito: una bala calibre 38 casi le costó la vida en el sur de América Latina. Un policía le disparó para detenerlo cuando pintaba un grafiti. El proyectil le entró por un costado, le perforó los intestinos y aún sigue alojado en su pierna.

Fabián debió encontrarle un sentido diferente a su proceso creativo durante su convalecencia, mientras recuperaba la movilidad. Comenzaron los bocetos, y los trazos reflexivos sobre la importancia de la vida.

Cabe mencionar que él no estudió arte sino computación, y sus principales referentes son artistas callejeros, como su contemporáneo Felipe Pantone. Pero ha recibido orientaciones de muchos artistas venezolanos a quienes ha retratado en otra faceta de su vida como fotógrafo. “Miguel Von Dangel me recomendó que siguiera mis instintos que iba a perder tiempo estudiando. Oswaldo Vigas me decía que debía suavizar las líneas, darles más movimiento. Muchos coincidían en decirme que había algo en el color que ellos no habían considerado antes, la forma en que los combinaba”.

Viaje interior a su nombre

La forma en que Fabián Solymar halló su estilo, es más simple de lo que se cree. El reto de un grafitero es convertir las letras en arte. De la palabra saltó a la geometría. Luego,  la selección de colores y sombras completaron la fusión de las imágenes. Distorsionó tanto las letras de su seudónimo, que un día reconoció que había algo más. Y llamó a su estilo abstracción geométrica de la tipografía.

Aunque el espectador pueda ver un ave, o una pistola en la misma composición, realmente lo que existen son letras. No hay palabras concretas, ni siquiera las letras de su nombre artístico aparecen en orden. Los tonos lilas, los azules y turquesas, colores pasteles mayoritariamente, se mezclan con amarillos, con otros colores ambivalentes. Círculos fosforescentes, en amarillo o naranja, van formando un hilo invisible entre una obra y otra como si viajaran para enlazar un discurso.

Los trazos adquieren un efecto tridimensional. La imagen también permanece en el plano visual que se produce cuando el espectador gira su mirada a otra parte y aún continúan las formas y colores espectrales como en un sutil encandilamiento. Como una epifanía.

“Alguien me dijo una vez que la presencia del color morado en mis obras era una señal de un estado depresivo, puede ser que haya sido así, no lo sé. Realmente yo uso esos colores porque me atraen, me gustan, creo que al usarlo en las calles transmiten algo nuevo a la ciudad”.

El salto

El año pasado Dagor expuso en el mismo Centro de Arte Los Galpones en G17, “Impulzus”. Luego presentó “Visus”, en el Museo de la Estampa y el Diseño de Carlos Cruz-Diez. Este año, la CAF-Banco de Desarrollo lo incluyó en una colectiva de tres artistas urbanos, la arquitecta Mariela Provenzali, curadora de la sala del organismo multilateral, considera que “Dagor escribe una historia de una forma especial, es más una escritura que una simple intervención urbana, es una geometría orgánica”.

Centro de Arte Los Galpones en G17, “Impulzus” 2018

La incursión más reciente es el mural para la Sala Trasnocho, y también colabora con un proyecto social para cambiarle el rostro a la ciudad, sustituyendo la propaganda política, de cualquier tendencia, por obras de arte.

Ha participado en festivales de street art en Wyndwood y Art Basel (Florida, Estados Unidos). En el festival de Otoño de Wyndwood de 2016 obtuvo el segundo premio, y en los festivales de verano de 2016 y 2017 se adjudicó en ambos el primer lugar.

–Aún cuando ha trabajado de forma empírica, casi que intuitiva, instituciones y galerías están muy receptivas a tus murales y cuadros. ¿A qué cree que se deba este interés?

— Es posible que responda a una tendencia mundial. En el ranking de los 20 artistas más vendidos, cinco vienen del arte urbano: Banksy, Keith Haring, Shepard Fairey, Kaws y Basquiat. Creo que en Venezuela soy uno de los pocos que sigue trabajando en las calles. Ahora, siento que hay un salto en las obras que estoy presentando en esta exposición. Un curador, Carlos Maldonado, me dijo que mi obra se inspiraba en el Movimiento Madi, pero yo no lo conocía. Empecé a investigar luego de tener algo formado. Lo hago también para evitar que se parezca a otros artistas.

El psicoanalista Johnny Gavlovski, en la charla “Del constructivismo ruso al muralismo en Caracas”, comparó el trabajo de Dagor con el de  El Lissitzky, artista ruso representativo del Suprematismo, y pionero del arte constructivista. La respuesta de Dagor, con expresión de asombro fue un ejemplo de humildad: “realmente debo investigar más”.

Uno de los sueños de Fabián Solymar es poder asistir al Taller de Cruz-Diez, Articruz, en Panamá, para seguir mejorando su técnica con la asesoría y experiencia de quienes componen este equipo.

El proyecto que sigue curso, luego de esta exposición es una ruta turística por Petare, para que la gente conozca el barrio desde un recorrido por el arte en las calles. Para ello, pintó el autobús que trasladará a los participantes. Esa constancia le permitió ser invitado a realizar un proyecto conjunto con Juvenal Ravelo para pintar dos murales, uno en Catia y otro en Petare, bajo el auspicio de la Embajada de Francia.

 — El escritor británico J.R.R. Tolkien creó en sus libros la palabra Dagor como batalla, ¿te consideras un guerrero? ¿De allí es que proviene tu nombre artístico?

–Si es eso lo que significa, pues tiene sentido. Dagor es un modelo de un carro de combate. Pero realmente, así me llamaron mis amigos en la calle, me gustó y me lo quedé. Tendré que preguntarle a quien me puso el nombre, dice con una sonrisa casi que tímida.

Así debe ser, un guerrero que ahora pinta murales soñando una ciudad distinta, con una bala incrustada en la pierna, y en el cuerpo ocho perdigones que un guardia nacional bolivariano le disparó a quemarropa, en una manifestación en Caracas, en el año 2014. La ciudad que habita Dagor puede ser un caos, pero su arte contiene un orden en movimiento. Parece  que  las ruedas de su patineta siguen girando en su vida, en los puntos fosforescentes de sus cuadros, cuando saltan las curvas de su tipografía imaginaria.

Para más señas de Fabián Solymar (Dagor):

Twitter @FabianSolymar Instagram @dagor1

https://www.nytimes.com/reuters/2019/08/20/world/americas/20reuters-venezuela-art.html

Inger Pedreáñez es periodista (UCV), fotógrafa, poeta. Profesora de periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello. Dedicada al periodismo corporativo por más de 25 años. IG: @ingervpr.