Con motivo de la celebración del centenario de la artista Mercedes Pardo, Tahía Rivero y Axel Stein han escrito para E S T I L O/online dos trabajos que recorren y analizan la obra de la artista. La Primera entrega es de Tahía Rivero, “El color emocional”, y la segunda es la de Axel Stein, “Notas sobre Composición, 1958”.
El color emocional
Por Tahía Rivero
Fotos cortesía Fundación Otero Pardo
“Sus colores poseen el extraño poder de situarnos en un ámbito indescifrable, en donde lo intenso y lo luminoso se unifican dentro de infinito alumbramiento de ellos mismos”. Elizabeth Schön
Mercedes Pardo se da a conocer como artista arraigada en la pintura durante la década de los cincuenta con su participación en exposiciones como la Exposición de Arte Abstracto en la Galería Cuatro Muros, Caracas, 1952; el Primer Salón de Arte Abstracto en la Galería Don Hatch, en Caracas, y la Bienal de Sao Paulo, Brasil ambas ese mismo año. Para entonces ya había abandonado la figuración de sus inicios y dominaba un abstraccionismo expresivo y libre, contrastante con el geometrismo más riguroso que prevalecía entre los artistas adscritos a las vanguardias del momento. Por esa época realiza también, una serie de collages sobre madera en los que aborda un lenguaje oscuro, mordaz. Los collages manifiestan un sentido crítico a esa modernidad que se proponía vertiginosa y demoledora a la vez. Elaborados con saturaciones de elementos estridentes, “[los collages]…son una expresión existencial que mezcla y superpone situaciones disímiles”, dice Pardo refiriéndose a los que presentó en la exposición Collages en la Galería-librería Sardio de Caracas en 1956.
Mercedes Pardo
Desde temprana edad Mercedes Pardo da muestras de interés por las artes y en particular por la pintura. A los trece años frecuenta cursos libres en la antigua Academia de Bellas Artes. Sus padres estimulan sus inclinaciones y en 1936, antes de cumplir los veinte años, ingresa a la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. Entre sus maestros coinciden Mariano Picón Salas, Humberto Díaz Casanueva, Alejo Carpentier y Enrique Planchart pero fue Antonio Edmundo Monsanto, director de la escuela, quien tuvo un rol predominante en su formación. Es Monsanto quien la introduce al estudio de la estructura de la obra y a la síntesis de la naturaleza en formas geométricas a través del análisis de la obra de Cézanne.
Más tarde en 1949, obtiene una beca de estudio y viaja a París. Allí se inscribe en la escuela del Museo del Louvre donde frecuenta la cátedra de historia del arte, paralelamente asiste a clases de pintura con André Lhote donde conoce de cerca la pintura moderna y aunque ya transitaba hacia la pintura no representativa, es Lothe quien le muestra el color puro.
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Obras de Mercedes Pardo de las décadas 40 y 50.
En el ambiente artístico de la ciudad, Pardo entra en contacto con artistas latinoamericanos y europeos que también buscaban actualizar sus conocimientos y relacionarse de cerca con las nuevas tendencias abstractas en boga. Coincide con el grupo de Los Disidentes, Alejandro Otero, Mateo Manaure, Carlos González Bogen, quienes habían sido sus compañeros de la Escuela de Arte y que se rebelaron contra la tradición paisajística y figurativa del arte venezolano. Sin embargo, las búsquedas de Mercedes Pardo se orientan por una senda distinta, estaba concentrada en conocer a los grandes maestros, en continuar el desarrollo de sus imperativos plásticos. La estadía en París la enriquece en muchos aspectos, lee, estudia, visita los museos y consolida su cultura visual, es así como alcanza el propósito de indagar en distintos medios expresivos lo que le permite reflexionar en torno a su propia obra. En contraposición al clamor de cambio de Los Disidentes, Pardo manifestaba su aspiración por cultivar un proceso metódico de aprendizaje y de crecimiento, lo cual exigía dedicarle todo su tiempo. En 1951 contrae matrimonio con Alejandro Otero en Londres.
A su regreso a Venezuela, Mercedes Pardo comienza a trabajar obras de superficies saturadas de materia en las que ya asomaba un particular tratamiento cromático. De las manchas de color bordeadas en negro presentes en Composición,1959, pasa a las concentraciones de segmentos de color de pincelada gruesa y libre. En este espíritu y siguiendo su intuición, pinta una serie de acuarelas, dibujos gestuales con trazos de color en contraste con manchas de tinta. “…las acuarelas son obras libres, líricas y a la vez densas”, dice sobre este período en el que aflora la influencia de Kandinsky, por quien sentía gran admiración.
El camino del artista está hecho no de búsquedas sino de encuentros.
Mercedes Pardo
En 1961 participa con la obra Composición implícita No. 1, 1959, en la exposición Espacios vivientes, organizada por el crítico Juan Calzadilla en el Palacio Municipal de Maracaibo. Pardo se postula como la primera artista en abordar el concepto de la materia informe, de allí que las obras de este período son llamadas pre-Informalistas. En la exposición coinciden por primera vez, artistas que experimentan precedentes emancipados de las corrientes geométricas. El grupo seleccionado por Calzadilla había adquirido notoriedad por su participación en los salones de arte del último lustro. Tanto los Salones oficiales como privados, conformaban la plataforma de divulgación de todas las tendencias artísticas del país.

Mercedes Pardo.Composición implícita No. 1, 1959
.Hacia 1963 da comienzo a una serie de monotipos que titulará Huellas. Estas piezas aluden a la recuperación de una técnica que desea trasmutar al objeto. La curiosidad por el desecho, lo instrumental perecedero, carente de vigencia pero sin embargo susceptible de revalorización. Clavos, tornillos, metales residuales, son colocados en apariencia azarosa sobre el papel pero manteniendo un ritmo compositivo. En ellas, Pardo utiliza tintas de impresión de tonalidades oscuras y neutras, y precisamente la ausencia de color nos remite a lo sombrío. En este trabajo también siguió los dictámenes de su instinto creativo, se dejó llevar por los grises y confió en sus destrezas para animar el plano a partir de ritmos alternos.
A lo largo de su trayectoria Mercedes Pardo ha manifestado un especial interés por técnicas que involucran procesos artesanales lo cual demuestra una gran convicción con relación a su quehacer artístico. En 1963 comienza a trabajar las artes gráficas, específicamente la serigrafía. Durante su permanencia en París había experimentado con éxito diversos aspectos del medio gráfico. También había trabajado en esmalte sobre metal, vitrales, telones y escenografías para teatro. Estas actividades exigen una labor de taller con grupos interdisciplinarios con los que interactuaba fluidamente. Es importante mencionar su notable labor como docente, Mercedes Pardo fundó diversos talleres de arte para niños; el de la localidad de San Antonio de los Altos donde vivió, y junto a sus amigos cercanos y su hija Carolina, fijaron los cimientos de una nueva pedagogía del arte. La sección didáctica del Museo de Bellas Artes de Caracas y el taller de expresión artística infantil de la Fundación Eugenio Mendoza también le fueron encomendados.















Mercedes Pardo. Obras de la década de los 60.
Con la serigrafía Pardo descubre un universo de posibilidades que fortalecen sus hallazgos con el color, la forma y las tensiones que éstos generan sobre el plano. Esta técnica es la vía para desarrollar una vasta producción con la cual alcanza una extraordinaria calidad visual de gran notoriedad en la escena del arte. Por sus características, la obra de arte reproducida tecnológicamente es accesible a un público mayor y por tanto goza de más circulación.
A partir de 1970 ocurre un oportuno cambió de estrategia en su práctica artística, sustituye el óleo por el acrílico. La elasticidad de este material le brinda la libertad de llevar al extremo la estructura compositiva flexibilizando las densidades de color y creando finas relaciones entre ellos. Una composición que va desde los grandes espacios del plano hasta los más reducidos, disputándose áreas entre sí y haciendo evidente ese intersticio entre orden y caos. El acabado impecable del acrílico es tan exacto como una impresión, posee una nitidez cuya luminosidad acrecienta el asombro frente a la obra. Por otra parte, la selección cromática de Pardo es novedosa, imprevista, suele decrecer desde colores terciarios en los bordes del plano hacia primarios concéntricos aún cuando esta característica no comporte un esquema rígido.









Mercedes Pardo. Obras de la década de los 70.
Desde entonces comienza a profundizar los contrastes y diálogos que sus obras propician en el ánimo de los espectadores, es decir, a establecer analogías entre la emoción y el color. Estructura los planos con los recursos básicos que ha utilizado hasta ahora, siguiendo atenta a su intuición. Se diría que su “método” no es la consecuencia de un proceso racional, si no de cómo vislumbra conexiones y rupturas compositivas basadas en el color. Más adelante hacia la década de los ochenta, abordará una geometría mas rigurosa para luego retornar al trastocamiento entre planos, tanto de formas geométricas como senoidales que se superponen, generando afinidades y contradicciones en su apreciación visual. Un planteamiento lúdico que escapa del canon, de la matriz preestablecida. Distante de la clasificación heredada de los movimientos modernos y cercana a pautas de conexión entre lo emocional y lo racional.
La obra de Mercedes Pardo constituye una referencia única en el arte abstracto venezolano, un cuerpo de trabajo aún por investigar y dilucidar en profundidad por su extensa dimensión.
Yo no escogí la luz,
la luz me escogió a mí.
Mercedes Pardo










Mercedes Pardo. Obras de la década de los 80.












Mercedes Pardo. Obras de las décadas de los 90 y 2000.
Bibliografía
- Rodríguez, Bélgica. La pintura abstracta en Venezuela 1945-1965. Gerencia de Relaciones Públicas de Maraven, Caracas, 1980
- Diccionario biográfico de las artes visuales en Venezuela. Galería de Arte Nacional, Caracas, 2005
- Auerbach, Ruth. La creación como argumento en Mercedes Pardo 1951-2000, Catálogo de exposición Museo Alejandro Otero, Caracas, 2001. Museo de Arte Moderno Jesús Soto, Ciudad Bolívar, 2001
- Mercedes Pardo. Moradas del Color. Exposición antológica 1941-1991. Guía de estudio, Galería de Arte Nacional, Caracas,1991
Tahía Rivero es crítico de arte. Fue presidente de la Fundación Museo Alejandro Otero. Actualmente es curadora de la Colección Mercantil de Caracas desde 1999. IG: @tahiarivero
Más sobre Mercedes Pardo
Fundación Otero Pardo http://oteropardofoundation.org/
Convocatoria y homenaje a Mercedes Pardo
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