Yves Klein: La liberación del color

por Javier León

Primero no hay nada, luego hay una nada profunda, luego hay una profundidad azul.
Gaston Bachelard. La llama de una vela

Yves Klein nació en Niza, Francia en 1928 en el seno de una familia de pintores. Su padre, Fred Klein (Indonesia 1898 – Francia 1990) realizó obras dentro de la corriente postimpresionista; y su madre, Marie Raymond (Francia 1908 – 1988) fue una figura destacada del Arte Informal. En este sentido, aunque Yves no estudió arte formalmente, estuvo expuesto a un ambiente propicio para el desarrollo de su sensibilidad. Entre los años 1946 y 1954, Marie organiza reuniones cada lunes en su hogar a las cuales asisten representantes del mundo del arte, la literatura y artistas de distintas tendencias. Eventualmente, cuando está en París, Yves asiste a estos encuentros. Por otra parte, su padre lo introdujo en el desarrollo de técnicas figurativas. En 1937, Marie y Fred participaron en la Exposición Universal de París sobre el tema de los cuatro elementos dentro del pabellón Cote d’Azur.

Yves Klein. durante el rodaje de "The Heartbeat of France", 1961, de Peter Morley. © Photo : Charles Wilp / BPK, Berlin

Entre los catorce y los dieciocho años de edad Klein estudió en la Escuela Nacional de la Marina Mercante y en la Escuela Nacional de Lenguas Orientales. Esto último revela su temprano interés por la cultura oriental, que va a constituir una importante influencia para el desarrollo de su obra. Durante este mismo período de adolescencia, trabajó en la librería de su tía, Rose Raymond, en Niza, donde entabló amistad con Armand Fernández (Francia 1928 – 2005), más conocido como Arman. Asimismo, con el compositor Claude Pascal (Francia 1921- 2017), a quien tiempo después, en 1962, referiría en uno de sus Retrato Relieve. Con ellos compartía un interés por la creación y la espiritualidad; y los tres compartían tanto la necesidad de una vida de aventuras y viajes, como la atracción por el ejercicio físico. Durante este periodo comenzó a pintar. Su tía Rose siempre fue muy cercana a él y siempre contó con su apoyo financiero.

En 1947, a los diecinueve años, Klein y sus dos amigos se divertían en una playa al sur de Francia; y, a manera de juego existencialista, los jóvenes decidieron “compartirse” el mundo: a Armad le quedó asignada la tierra y sus riquezas; a Claude Pascal el aire; y a Yves el cielo y su infinito. En un texto del artista denominado La verdad se convierte en realidad, de 1960 puede leerse: “Cuando era adolescente, escribí mi nombre en la parte posterior del cielo en un fantástico viaje realista-imaginario, estirado en una playa un día en Niza […] ¡Desde entonces he odiado a los pájaros por intentar hacer agujeros en mi obra más grande y hermosa! ¡Fuera los pájaros!”

A Yves le gustaba viajar. En 1948 viaja a Italia, pidiendo cola y conoce Génova, Portofino, Rapallo, Santa Margherita, Pisa, Florencia, Roma, Nápoles, Capri, Ishia, Pompeya, Reggio, Palermo, Messina y Venecia, después de lo cual regresa a Niza donde, en noviembre de ese año, se enlista en el ejército para cumplir su servicio militar en la zona ocupada por los franceses en Alemania, cerca del lago de Constanza conocido como Bodensee. En este contexto concibe una sinfonía a la que denomina Sinfonía del silencio monótono: composición musical de una sola nota seguida de un largo silencio, que puede considerarse como el equivalente sonoro de la pintura monocromática y que está considerada como un precedente de la obra fundamental 4’33”, de John Cage.

Tras cumplir el servicio militar viaja con Pascal a Inglaterra para perfeccionar su inglés. Allí consigue trabajo en la marquetería que había montado la exposición de su padre en Londres en 1946, donde aprende la técnica de aplicación del color dorado conocida como pan de oro; técnica que incorporará luego en muchas de sus obras. Posteriormente, pasa una temporada en España y, desde esa ciudad europea viaja a Japón. Durante estos años su vocación principal fue el Judo; una disciplina de las artes marciales que supuso también una primera experiencia de índole espiritual. Como queda registrado en los diarios de viaje del artista, a estos años corresponden su concepción de Monocromos en papel, la sinfonía a la que hicimos referencia y algunos guiones cinematográficos sobre arte. Entre finales de 1949 y principios de la década de los cincuenta, en gouache y pastel sobre papel o cartón, Yves produce sus primeros Monocromos, que muestra a algunos amigos en la habitación donde reside en Londres.

En abril de 1950, Yves y Claude viajan a Irlanda y se establecen en Dublín por varios meses donde trabajan en un club de equitación. Inicialmente, los dos amigos planeaban hacer un viaje alrededor del mundo; pero, por problemas de salud, Pascal no puede viajar. En febrero de 1951, Klein parte a Madrid para estudiar español, prosigue con sus prácticas e imparte lecciones de Judo, visita los museos españoles y conoce la ciudad de Toledo. En octubre regresa a París y entabla relaciones con el Instituto Franco-Japonés de Tokio. En junio de 1952, publica su artículo Sobre bases (defectuosas), principios, etc., y la condena de la evolución; y, en agosto, vía marítima parte hacia Japón en una embarcación cuyas escalas le darán la oportunidad de conocer Port-Said, Djibouti, Colombo, Singapur, Saigón y Manilla.

Klein permanecerá en Tokio desde septiembre de 1952 hasta diciembre de 1953, meses muy productivos para el artista: obtiene el prestigioso rango de cinturón negro 4° Dan en Judo, gracias al cual llega a ser el primer europeo distinguido como Yodan; trabaja en la producción de un libro sobre judo con la intención de contribuir a la difusión de la técnica de los Katas Japoneses en Europa; con un amigo estadounidense, Harold Sharp, produce documentales que muestran a maestros japoneses en la ejecución de sus movimientos; y es, al mismo tiempo, filmado por Sharp mientras participa en peleas y catas, para promocionarse como entrenador y demostrar técnicas a sus estudiantes. Por otra parte, para financiar su estadía, organiza exposiciones con las obras de sus padres en el Instituto Franco-Japonés de Tokio y en una galería privada. Asimismo, realiza una muestra de sus Monocromos en casa de un amigo y proyecta una película de prueba con la intención de generar formas abstractas e impresiones en base a movimientos de judo.

De regreso a España, publica Haguenault – Peintures, un libro de artista con 10 reproducciones de distintos colores de sus Monocromos, con prólogo de Claude Pascal, compuesto por líneas negras en lugar de texto; y, en París, Les Fondements du Judo.

En 1955, realiza su primera exposición de Monocromos de distintos colores en el club Des Solitaires. Un año después los exhibe en la Galería Colette Allendy. Sin embargo, ese mismo año, los organizadores de la Exposición Nouvelles Réalités (Nuevas Realidades) rechazan su Monocromo Expression du monde de la couleur mine orange. En este evento conoce a Jean Tinguely, quien formaba parte de los expositores. Al mismo tiempo, abre una escuela de Judo con el apoyo económico de su madre y su tía; y, en este local, exhibe grandes Monocromos de varios colores. En mayo, aparece practicando Judo en la portada de la revista Science et Vie, que contenía un artículo referido a su actividad deportiva. No obstante, la iniciativa no se consolida; y, por razones económicas, a los pocos meses, debe cerrar su escuela.

Tres serán sus colores favoritos a los que dedicará cuerpo de obras específicos los Monopink eligiendo el rosado por los rosacruces a los que era afecto, los Monogold, eligiendo el dorado por considerar que unía lo material con lo espiritual y el Azul que será su color emblemático con el que encarnará su concepción del vacío y el espacio.

En agosto de 1956, participa junto a Tinguely en el I Festival de Arte de Vanguardia en la Cité Radieuse de Le Corbusier, en Marsella. A finales de ese año conoce al destacado crítico de arte Pierre Restany (Francia 1930 – 2003). El 7 de noviembre instala su estudio en Montparnasse en París; y ese mismo mes lo visita Guido Le Noci, el director de la Galería Apollinaire con sede en Milán, quien programa de inmediato una exposición de su trabajo en esta galería. Durante este período desarrolló la fórmula para fabricar el azul que se reconoce como uno de los elementos característicos de su producción: pigmento ultramar suspendido en una resina sintética llamada “Rhodopas” –IKB (International Klein Blue), según el nombre que le otorga el propio artista. Un par de años después, Klein y Tinguely harán una exposición en la Galería Clert con obras producidas en conjunto.

En enero del año siguiente se presenta durante diez días en Milán Yves Klein, Proposte Monocrome, época blu. En una de las salas de la muestra se reúnen once Monocromos azules del mismo tamaño y distinto precio cada uno; en otra, uno solo de color rojo. Restany redactó una presentación titulada “El minuto de la verdad” que se reprodujo en la invitación. En este contexto, el artista conoce a Marcel Barillon de Murat, un miembro de la Orden de los Arqueros de San Sebastián, a la que luego se adscribirá. Lucio Fontana adquiere uno de sus Monocromos azules y entablan amistad con él. También conoce a Piero Manzoni, quien visita la exposición varias veces. De allí en más, el lema que caracterizará a Klein será: “¡Por el color! ¡Contra la línea y el dibujo!”; y, en adelante, realiza exposiciones en Milán, París, Dusseldorf y Londres. Los monocromos darán a Yves reconocimiento internacional.

En 1955, Iris Clerk (Grecia 1917 – 1986) abrió su galería en París, la cual tuvo un éxito inusitado. Su galería se convirtió en un punto de encuentro para la vanguardia; y se posicionó en la escena artística internacional con la promoción de artistas como Klein, Tinguely y Arman –tres figuras que gozan hoy de una importante inscripción histórica dentro del arte de postguerra. Una anécdota interesante es que como contribución a una exposición temática en la galería en la que las obras debían ser retratos de Clerk el artista Robert Rauschenberg (USA 1925-2008) realizó un retrato de Iris Clerk en 1961 que consistía en un telegrama enviado a la galería. En el telegrama podía leerse: “Este es un retrato de Iris Clerk si yo lo digo”; y su firma. Esta fue una obra significativa tanto para Rauschenberg como para el desarrollo del arte conceptual.

Klein se había acercado a la galería Clerk recién inaugurada para ofrecer sus Monocromos; y la convenció de dejar en la galería uno naranja pequeño que resultó ser un éxito y le dio la oportunidad al artista de ser invitado a exponer varios de estos Monocromos en la primera exposición importante de la galería: Micro-Salón de Abril. En la exposición se exhibieron más de 250 obras no más grandes que una postal. Entre los más de cien artistas que participaron estuvieron Max Ernst y Pablo Picasso; así como también los padres de Klein. Esta exposición le dio a la pequeña galería una proyección importante entre la vanguardia en París. El enfoque de producción de exposiciones basadas en un concepto fue una característica distintiva de la galería. La participación de Klein en el Micro Salón también fue un éxito.

Un mes después del Micro-Salón de Abril, Yves presentaba su primera individual en la galería Clert, Propositions Monochromes, en una proposición que abarcaba también a la galería Colette Allendy. Se hizo una invitación conjunta. En la gran ventana de la galería Clert que servía de vitrina se exhibía un Monocromo azul y una serie de Monocromos similares visibles en las paredes de la galería detrás de él. Estas obras causaron un gran revuelo, tanto entre el público de la galería como entre la gente del vecindario; los estudiantes al paso se reían de eso y los ancianos lucían confundidos, todos hablaban de ello. La noche de la inauguración, Klein interpretó por primera vez The Monotone-Silence Symphony, pieza orquestal de 40 minutos que consta de un solo acorde sostenido de 20 minutos seguido de un silencio de 20 minutos. Y, en este contexto, realizó su Escultura Aerostática, que consistió en el lanzamiento de 1001 globos azules inflados con helio hacia el cielo.

Un año después Klein presentaba en la misma galería la que fuera su exposición más rompedora y conocida: una proposición inmaterial llamada La spécialisation de la sensibilité à l’état matière première en sensibilité picturale stabilisée, Le Vide (La especialización de la sensibilidad en el estado de la materia prima en sensibilidad pictórica estabilizada, el vacío), mejor conocida como La Vide (El Vacío), inaugurada el 28 de abril de 1958, día de su cumpleaños número 30. Vació por completo la galería. Declaró:

“Recientemente mi trabajo con el color me ha llevado a pesar mío, a buscar poco a poco, con alguna ayuda (del observador, del traductor), la realización de la materia, y he decidido poner fin a la batalla. Mis pinturas ahora son invisibles y me gustaría mostrarlas de manera clara y positiva”.

La proposición de Klein no se trataba de la consideración de la galería vacía como obra de arte, sino del vacío, la atmosfera en sí misma que afirmaba haber fabricado y que estaba dirigida a la exposición y promoción de la sensibilidad. Su proposición giraba en torno a un concepto de influencia zen que era lo que pretendía describir como “le Vide” (“el vacío”). El vacío de Klein es un estado parecido al nirvana que carece de influencias mundanas; una zona neutral donde uno se inspira a prestar atención a las propias sensibilidades y a la realidad en contraposición a la representación.

Poco antes ya había experimentado con ese concepto, mediante la incorporación de agujeros rectangulares en algunos de sus Monocromos, a los que tituló Vacíos monocromáticos. Asimismo, había vaciado una sola habitación en la Galería Collette Allendy en un acto privado de experimentación. Sin embargo, a diferencia de esas proposiciones anteriores, The Void se trataba de un acto público que contó con una promoción importante. El carácter participativo de la exposición fue fundamental para la realización de la pieza. Las invitaciones fueron impresas en pequeñas postales con un sello azul monocromático que indicaba que era un vale de acceso (quien no lo tenía debía pagar 1.500 francos para acceder). En el acto, se ofreció un coctel azul y para la inauguración estaba previsto que el obelisco de la ciudad estuviese alumbrado con una luz azul. Al respecto, y aunque ya se habían realizado las pruebas, el día de la inauguración la policía no permitió que el emblemático monumento fuera encendido. Muchos años después fue realizada la acción en un homenaje que se le hiciera. En las postales de invitación se podía leer las palabras del destacado crítico Pierre Restany: “Iris Clert te invita a honrar, con toda tu presencia afectiva, el acontecimiento lúcido y positivo de un cierto reinado de lo sensible. Esta demostración de síntesis perceptiva sanciona la búsqueda pictórica de Yves Klein de una emoción extática e inmediatamente comunicable”.

Simultáneamente a este exitoso evento, que gracias a una elaborada campaña publicitaria provocó que aproximadamente 3000 personas hicieran cola para entrar a experimentar The Void en la sala de la galería Clerk, la Galería Allendy presentó esculturas monocromas, contenedores de pigmentos puros, las primeras pinturas de fuego, obras importantes en la producción del artista en la que con un soplete realizaba una quema controlada de lienzos imprimados y un cartel que anunciaba que la exposición continuaba en el primer piso con Superficies y bloques de sensibilidad pictórica/ Intenciones pictóricas. Al subir, el público encontraba la sala completamente vacía. Ese mismo año expuso en la Galería Schmela en Dusseldorf; y luego, en Londres, en la Galería One. Por estos días conoció a la pintora Rotrauk Uecker (Alemania, 1938), hermana del artista Gunther Uecker, quien había comenzado a trabajar como empleada en la casa de la familia de Arman. La convierte en su asistente y luego se hacen pareja y pronto contraen matrimonio. Firma en septiembre el manifiesto Contra el estilo, en conjunto con un grupo de artistas entre los que destacan Arman, Baj, Manzoni, Pomodoro, Restany y Saura. Tiempo después será en su taller que se redacte y firme el manifiesto de los Nuevos Realistas.

En 1958 gana el concurso convocado para realizar la decoración de la Ópera de Gelsenkirchen en Alemania y, para celebrarlo, viaja a Cascia, Italia, donde deja una ofrenda de exvoto en el Monasterio de Santa Rita. Allá oró: “Que todo lo que salga de mí sea hermoso”. La ofrenda fue una pequeña caja de plástico transparente con tres compartimentos: uno lleno de pigmento IKB, uno lleno de pigmento rosa y otro con pan de oro. El contenedor fue redescubierto en 1980. El proyecto para la Ópera se trató de unos paneles monumentales monocromáticos azules con relieves de esponjas; en ocasión de este evento viaja varias veces a Alemania. En un primer momento a presentar su proyecto, luego a la exposición de los proyectos finalistas y posteriormente como ganador se instala allá durante el tiempo de producción de la obra.

Entretanto Klein produce proposiciones en las que sus declaraciones tienen valor artístico especializándose en lo inmaterial, al punto de expedir certificados impresos avalados por la Galería Clert en los que se consignaba por escrito el intercambio de Zonas de sensibilidad pictórica inmaterial, por oro. Así se realizaron varias transacciones en las que se intercambiaron Zonas numeradas por cantidades concretas de oro. Las transacciones eran realizadas a orillas del río Sena y al transcurrir Yves lanzaba el oro que le era entregado al río. Llegó a suceder que un coleccionista fue más allá, un tal señor Blanckfort, quien entregó al artista 160 gramos de oro; y, mientras el artista lo lanzaba al río, el coleccionista quemó el certificado.

Desde 1958, Yves había realizado sus primeras experiencias con modelos pintadas cuyas imprimaciones en soportes eran realizadas en performances privados con un público selecto. En ellas, el artista asumía el rol de director de orquesta, dirigiendo a músicos que entonaban sus sinfonías monótonas mientras jóvenes modelos desnudas embadurnadas de azul IKB producían obras pictóricas. Para definir estas acciones, el crítico Pierre Restany acuño el nombre de Antropometrías en 1960. Esta serie de presentaciones y las obras derivadas de ellas constituyen un cuerpo de trabajo excelso que pone de relieve una concepción artística no solo experimental y novedosa para su momento, sino una perspectiva hiperconsciente del arte y de su práctica en comunión con la vida, que anticipa la posición de muchos artistas contemporáneos.

Yves Klein. Anthropométrie de l'époque bleue (1960). Fragmento de Mondo Cane que le causara gran disgusto al artista.

Yves Klein utilizó la autopromoción y los medios de comunicación a su alcance de forma magistral e influyente. Prueba fehaciente de ello lo constituye su proyecto El hombre en el espacio. El pintor del espacio se arroja al vacío, de 1960, que apareció a manera de asunto noticioso en una publicación concebida por el artista con un formato semejante al de una conocida revista de la época. A esta publicación la llamo Dimanche, “le journal d’un seul jour” (“el periódico de un solo día”). En la imagen trucada aparece el artista saltando desde una pared, con las manos al aire, pareciendo que va a caer directo al pavimento de la calle. El periódico se distribuyó un domingo en muchos quioscos de la ciudad en el contexto de su participación en el tercer Festival de Arte de Vanguardia celebrado en el recinto ferial Porte de Versailles de París. En el marco de los espectáculos teatrales del festival, Yves presenta el Teatro del Vacío, “una forma suprema de teatro colectivo en la que un domingo es para todos”. Esta imagen hoy en día es catalogada como paradigmática en el contexto de la fotografía del siglo XX.

Es mucho lo que queda por decir sobre la obra y vida de un artista tan prolífico como influyente. Podemos agregar que si, tal como lo prescribe el filósofo Gilles Deleuze, pensamos el arte como una forma de resistencia, de resistencia fundamentalmente al tiempo, las obras inmateriales de Yves Klein son de las que mejor resistencia ofrecen.

En mayo, Yves visita el Festival de Cine de Cannes para ver la primera proyección de Mondo Cane de Gualtiero Jacopetti, película en la que aparece. El hecho de que su trabajo esté completamente desordenado le duele terriblemente. La escena que se le dedica había sido cortada, editada, completamente modificada; y la Sinfonía de silencio monótono, reemplazada por una canción pop. Esa noche, tiene un primer infarto. Un mes después el artista sufre otros dos ataques cardíacos y muere a la edad de 34 años. Dos meses después nace su único hijo.

Javier León es artista plástico e investigador. @javierleonccs

Más sobre Yves Klein

http://www.yvesklein.com

Yves Klein: He had no limit / Christie’s

Tate – Yves Klein

Yves Klein and the birth of the blue