Óscar Murillo: Manifiesto Contemporáneo
por Inger Pedreáñez
Óscar Murillo es un artista colombo británico que aborda desde la abstracción el tema de la globalización, las diferencias étnicas y las realidades transculturales. Su trabajo ha recibido el reconocimiento y la atención de críticos y coleccionistas del mundo por sus más recientes exposiciones “Collision / Coalition” en la galería The Shed en Nueva York que estará a la vista hasta el 25 de agosto, y “ Manifestation” que acaba de concluir en la galería David Zwirner, en Londres.

Violent Amnesia, 2014-2018. Grafito, óleo, óleo sobre lienzo y lino,
arandela
s, y rieles de acero inoxidable, (300 x 164 x 15 cm)
Cortesía del artista y David Zwirner Foto: Jack Hems.
En estos momentos, Murillo abarca la prensa internacional por ser uno de los cuatro nominados al premio Turner un prestigioso reconocimiento para jóvenes artistas británicos que a través del arte contemporáneo expresan un sólido contenido social. Su nominación, se decantó al evaluar la obra que expuso para la 10ª edición de la Bienal de Berlín 2017-2018 (metáfora del consumo y la agresión industrial en panes/rocas hechos a base de trigo, maíz y barro ); la exposición individual “Violent Amnesia” en Kettle’s Yard, Cambridge (representación del olvido de las atrocidades coloniales cometidas por Occidente) , y de la exhibición en el K11 Art Museum en Shanghái (instalación de lienzos negros que cuelgan como tendederos, ademas de dibujos que hace durante sus viajes en avión ( le aterran los aviones) estas dos últimas de 2019.
Murillo conversa sobre "Violent Amnesia". Kettle Yard. Londres.
Si el arte tiene voz, la de Murillo es un grito fuerte.
Aspira los hechos del pasado, tanto de su vida personal como de acontecimientos internacionales que le son referentes y los arroja no sólo en coloridos lienzos donde predomina el negro, sino también en piezas esculturales, prácticamente artesanales con personajes hechos de papel maché, así como videos y performance. No se conforma con el gran formato. Las dimensiones se derraman en texturas y escenarios que reinterpretan hechos reales y la ansiedad de la vida contemporánea.
Es cuestionado por muchos críticos por el boom que ha significado su entrada al mercado de las grandes subastas de arte. En el año 2013, la casa de subastas Christie’s vendió uno de sus cuadros creados en 2011 por US$ 391.000, y la hazaña la repitió el mismo año cuando una obra que inicialmente estaba valorada en US$ 30.000, finalmente se vendió en US$ 401.000, en la casa de subastas Phillips en Nueva York. Como estos dos ejemplos hubo otros.

Óscar Murillo, Sin título, 2012, óleo de 218 x 167 centímetros, vendida por 389.000 dólares (277.000 euros) en la casa de subastas Phillips
.Pero él éxito y su valor creativo ha trascendido desde el momento que tuvo la valentía de mostrar su trabajo a nivel académico para profesionalizarse. Fueron su ingenio y destreza los que le abrieron las puertas a los estudios artísticos.
Un trayecto de libertad
Luego de ser asistente en un instituto de educación y también realizar el mismo oficio que le permitió a su padre levantar a la familia, entre mopas y escobas, un día tomó sus cuadros y los llevó a la Universidad de Westminster para aplicar a un cupo en Artes Plásticas. Para su sorpresa fue aceptado por la estética y el rigor de su planteamiento.
La misma aceptación, con beca incluida, volvió a ocurrir cuando optó en 2010, a una maestría en el Royal College of Art (RCA), un centro cuya exigencia permite que sólo 20 de cien candidatos sean aceptados.
Aunque Leonardo Di Caprio le compró una de sus obras en la subasta de Phillips, Óscar Murillo encuentra mayor significación en la compra que le hiciera en el año 2009, el escultor austríaco Franz West quien fue el primer comprador de uno de sus cuadros, por 1.000 dólares. Murillo, había llevado sus piezas a la galería donde trabajaba como técnico y West tuvo curiosidad por ellas. Murillo estaba dispuesto a regalarle uno de los cuadros, pero West prefirió pagarle. “Todavía es uno de los momentos más importantes de mi vida”, ha comentado en los medios.
Mudarse de un hogar es un enfrentamiento emocional para un niño de 10 años, que abandona amigos, familia, escuela. Mudarse a otro país, con un idioma diferente y costumbres nuevas puede ser una herida, o un aprendizaje. Para Murillo significó ambas cosas. La experiencia migratoria es la inspiración para que su trabajo gravite con relevancia en la renovación del arte latinoamericano.
“Cuando llegué a Londres ya no había ríos para cruzar, ni árboles de mango para treparse. El diseño y el arte eran la únicas áreas que me ofrecían ese tipo de libertad”, comentó en 2013 Murillo en una entrevista para la revista Semana.

Óscar Murillo,
“Collision / Coalition”. The Shed, Nueva York.
Foto: Caresse Lansberg
Óscar Murillo no se considera un artista colombiano, porque su doctrina y educación artística no proviene de Colombia. Sin embargo a pesar de ser ciudadano británico por esfuerzo y formacion, no ha abandonado sus raíces ni su arraigo, mucho menos su vecindario en La Paila, al sur oeste de Colombia, en el Valle del Cauca. Allí ha creado un proyecto para las escuelas en conjunto con la Fundación Menorah, para ayudar a combatir la pobreza. “My Name Is Belisario” es el nombre de este uno de estos proyectos que maneja en su país natal, que representa la vida de su padre y sus periplos hasta llegar a Londres para realizar el mismo oficio de limpiador que practicaba en Colombia.
Revivir el mural demolido que Diego Rivera creó en 1933 para el vestíbulo del Rockefeller Center de Nueva York , como una forma de retomar la necesaria la interacción de fuerzas sociales, políticas o culturales divergentes y recrear una fábrica de chocolates con obreros reales y producto terminado. Sentar en bancos de iglesia a una multitud masacrada o sellar sus abstracciones con palabras del terruño como mango, yuca, maíz, con anglosajonas como work, a manera de una metáfora del desplazamiento.
No se queda atrás su proyecto de largo plazo “Frequencies”, con estudiantes de edades comprendidas entre 10 y 16 años, de distintas partes del mundo. Por supuesto, dos colegios de La Paila, en Colombia, fueron los primeros en participar, como quien teje una red cultural desde un lienzo que cubre los pupitres, intervenidos por los alumnos, para luego intervenirlos nuevamente y crear su propia obra.
Manifiesto contemporáneo
Óscar Murillo ha sido llamado por algunos “El Basquiat del siglo XXI” por su talento y porque busca el arte desde sus propios referentes de vida y de artistas a los que admira. Valora las clases de historia que recibió en sus estudios, porque fueron determinantes para impregnar su estilo en un proceso de transformación, de tránsito y desplazamiento.

Óscar Murillo,
“Collision / Coalition”. The Shed, Nueva York.
Foto: Caresse Lansberg
Ha seguido la trayectoria del artista uruguayo Joaquín Torres García (Montevideo 1874-1949), por sus raíces hispanas, fundador de La escuela del Sur enfocado en el constructivismo e identificado como un representante de las vanguardias del siglo XX. Si en algo se identifica Murillo, además de la estética, es en la condición de Torres García como artista de “dos mundos”, quien nació en Uruguay, vivió en España, se casó con una catalana, se mudó temporalmente a Nueva York, luego una estadía en París, para finalmente regresar a Montevideo.
Su otro referente es Frank Bowling (1934-) de cuyo trabajo se habla desde la abstracción lírica, con lienzos de gran colorido y trazos firmes. Nació en Guyana y realizó sus estudios entre Londres y Nueva York.

Oscar Murillo, Violent Amnesia 2019, Kettle’s Yard. Londres.
Foto cortesía galería David Zwirner
Este joven artista de 33 años no se ha detenido desde que optó por el arte como expresión de libertad y de interpretación de los fenómenos sociales que le preocupan. En diciembre de este año se dará el resultado del premio Turner, uno de los mayores reconocimientos londinenses, pero eso a él no le preocupa, como no le hace mella la crítica de sus detractores que piensan que es un resultado del mercado especulativo del arte, porque su lenguaje artístico también es una expresión del antagonismo, como antítesis. En eso sigue trabajando.
Vista de la exposición Manifestation en la galería David Zwirner que cerró el 26 de julio mientras Murillo habla de su exposición.
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Inger Pedreáñez es periodista (UCV), fotógrafa, poeta. Profesora de periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello. Dedicada al periodismo corporativo por más de 25 años. IG: @ingervpr.
Más sobre Óscar Murillo
https://www.davidzwirner.com/artists/oscar-murillo
http://frequenciesproject.net/
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Próximas exposiciones
Museo de Arte de Aspen, EUA. Óscar Murillo, Noviembre 23, 2019 – Mayo 17, 2020.

Óscar Murillo, Industrial Park (social altitude), 2018. Arcilla, maíz, monedas, óleo sobre tela, y chaise longue, dimensiones variables. Instalación: Instituto de visión, Bogotá, Colombia. Courtesía del artista.