Una (otra) metáfora de país 

Una (otra) metáfora de país

por Ruth Auerbach

Compartimos la primera parte del ensayo escrito por Ruth Auerbach del libro Testigos del desarraigo, de Marylee Coll, una edición limitada de 85 libros firmados y numerados, de los cuales 25 poseen una reproducción digital. El libro fue producido por la artista y la Galería Beatriz Gil, con diseño de Gisela Viloria, y presentado por Víctor Guédez, el domingo 10 de febrero de 2017. Acompaña al texto una muestra de las fotos motivo del libro.

Testigos del desarraigo – el más reciente ensayo fotográfico de Marylee Coll- se presenta como el resultado de una extensa y minuciosa indagación visual realizada durante la última década, en el interior de diversas casas de la ciudad de Caracas. En esta inusitada serie de imágenes cohabita un vasto inventario de objetos, enseres y mobiliario atribuido a otros tiempos y latitudes geográficas; un fascinante repertorio estético de indistinto origen estilístico confinado hoy a la teatralidad distanciada de escenarios domésticos que, al mostrarse revelados por la curiosa mirada de la artista, trazan en su recorrido, un relato fragmentado y anacrónico el cual expone, sin nostalgia aparente, un capítulo coyuntural y el dramático corolario de la Venezuela contemporánea. Estos singulares registros que cuentan – siempre en ausencia de sus habitantes- las posibles narrativas del lugar y de los objetos inanimados que alberga, serán interpretados desde la percepción vouyerista del observador como el testimonio que documenta esa otra historia reciente de desarraigo y abandono -que también es metáfora- de un país en conflicto.  

Este sugerente portafolio de imágenes centra su atención en el contenido funcional y decorativo presente en numerosas viviendas e inmuebles donde se realizan las ya habituales “ventas de garaje”. Hogares y refugios de una clase media y alta caraqueña que alguna vez pertenecieron a personas hoy fallecidas y olvidadas o -en el mayor de los casos- a familias enteras que, por motivos diversos, han decidido abandonar el país. Como la tarea del etnógrafo, Marylee Coll se vale de estas circunstancias extremas para documentar no sólo la manera como opera la dinámica de una economía informal que ha prosperado en nuestro medio, sino también como la posibilidad de crear un archivo de imágenes que representa la naturaleza de una cierta estética doméstica y que, a su vez, propone diversas tipologías de diseño y construcción arquitectónica, evidenciando las paradojas de una cultura propia a partir de una arqueología ilustrada en el marco del espacio privado.     

Al margen de su apreciación afectiva -que también está presente- esta singular antología iconográfica atraviesa la compleja trama argumental enunciada en las diversas capas de contenido implícito que presenta cada imagen, otorgando así un invalorable sentido al propósito que anima a la artista: no sólo se retrata el cuerpo del objeto como entidad ornamental pronta a experimentar el desalojo de su entorno social y un acelerado proceso de desmantelamiento; aquí se expresa potencialmente el testimonio emocional de un país; se transita la noción de desplazamiento, migraciones y diáspora, la conciencia del desarraigo y la fatalidad, las crónicas del abandono y la pérdida de nuestras posesiones, las huellas de la memoria y el olvido;  y, así, un sinfín de manifestaciones y categorías identitarias que definen nuestra precipitada (de)construcción cultural.

Mediante la práctica consecuente de un sistemático trabajo de campo Marylee Coll registra estos espacios domésticos a partir de tomas fotográficas expeditas realizadas indistintamente con su Iphone o con una cámara digital, para luego compartirlas en su cuenta de Instagram. Estas imágenes, lejos de apuntar hacia una fotografía purista, son el resultado de una exploración empírica y la consecuencia de una afectiva empatía con los objetos olvidados: “es una eterna búsqueda de esa casa materna interna que nos regresa a nuestra infancia y nos hace sentir resguardados”. Como un viejo álbum de familia o un calendario de efemérides domésticas este registro visual traduce en su manejo, el vestigio de narrativas y memorias distantes pero también las crónicas de un presente indolente e inexorable. Cada fotografía se traduce entonces en una alegoría de esa “casa” que todos llevamos a cuestas, aún en la distancia. 

Sin realmente proponérselo, la extensa cartografía de objetos captada en estos ambientes íntimos y extemporáneos configura un mapa de relaciones múltiples desde las afinidades y correspondencias que percibimos entre las posesiones patrimoniales representadas y las consecuencias de una despiadada y contingente circunstancia. A pesar de registrar atmósferas que hoy percibimos anacrónicas, bizarras y hasta  excéntricas, incompatibles con aquella pretendida “modernidad” que tanto ambicionábamos, estas fotografías retratan el perfil de un segmento de la idiosincrasia local derivada del mestizaje entre lo foráneo y lo vernacular autóctono.

(Hacer click en una de las fotos para ver la galería de fotos)

Ruth Auerbach es investigadora y curadora independiente de arte contemporáneo. Fue investigadora en la Galería de Arte Nacional y en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, miembro de la Junta Directiva del Museo Alejandro Otero y directora de la Sala Mendoza (2001 – 2010); también se ha desempeñado como curadora independiente en instituciones públicas y privadas. Ha participado en foros y encuentros nacionales e internacionales; ha sido jurado en Salón Aragua, Bienal de Mérida, Premio L. Felipe Toro, Premio Mendoza, Barro de América, Salón Pirelli, Salón Michelena. Desde 2007 dicta clases en el diplomado de Artes Visuales de la Unimet. Sus trabajos han aparecido en publicaciones como Estilo, Extracámara, Arconoticias, Curare, Veintiuno y Art Nexus. Además, Auerbach forma parte del Comité Asesor de la CIFO – Cisneros Fontanals Arts Foundation (Miami).  

Enlaces de interés:

Más de la obra de Marylee Coll

@maryleecoll, @beatrizgilgal