UN ACERCAMIENTO AL I PREMIO de Arte Contemporáneo LUIS ÁNGEL DUQUE
por María Luz Cárdenas
La creación de este espacio para la difusión del arte contemporáneo en homenaje a la figura e influencia del curador Luis Ángel Duque trae a la reflexión la importancia de los géneros y tendencias que ocuparon, no solo el interés de Duque, sino la problemática actual en el mundo de las artes. El propósito esencial ha sido estructurar una plataforma de estímulo a las nuevas generaciones en un contexto de pocas oportunidades para el arte que recorre caminos comprometidos con el entorno.
Treinta propuestas participantes han sido organizadas de acuerdo con familiaridades temáticas ubicadas en un arco de relaciones que va de la configuración o desconfiguración de la identidad, a la articulación de utopías fantásticas y cartografías afectivas, pasando por las catástrofes climáticas, los desplazamientos migratorios y los viajes terrenales y cósmicos.
Líneas migratorias
En el capítulo dedicado a las Líneas Migratorias situamos a Hayfer Brea -cuyo proyecto otorga el nombre a esta sección- Hecdwin Carreño, Siul Rasse y Guiliana Marmo.
Hayfer Brea utiliza el Mar como metáfora, nexo y recipiente de las historias familiares y sus desplazamientos entre continentes. El álbum familiar ocupa un papel significativo en este tejido de redes de afectos y recuerdos: “… memorias, añoranzas, caminos, viajes, migraciones, contenidas por un todo acuático que guarda, protege, alimenta y da vida. Un Mar que te permite cruzar sus aguas en busca de nuevos horizontes. Un Mar que te otorga su versatilidad para la creación simbólica y visual. Un Mar atemporal que nutre nuestra imaginación a viajar en un eterno retorno a nuestros orígenes.”

La obra de Hecdwin Carreño, determina un espacio de cuestionamiento al problema de la representación. Su trabajo incorpora reflexiones sobre las relaciones entre lo representado y lo real. Aquí todo túnel es un búnker tiene su soporte material en cuatro platos de ventas de garaje que proliferan en esta etapa de migraciones desde Venezuela. Sobre los platos (lo real) pinta con un lenguaje muy realista los torsos de espalda de los miembros de su familia: “…la migración o la permanencia se sirven en un mismo plato y redimensiona las ya flácidas fronteras de la idea de la familia… Aquí todo túnel es un bunker es un ejercicio reflexivo que he venido desarrollado en los dos últimos años Partiendo del retrato familiar o la fragmentación del mismo intento por medio de lenguaje ya establecidos hacer un juego simbólico y traer temas de mi interés como la certidumbre, lo verosímil además de cotejarlo con fenómeno contemporáneos como la migración, la pandemia, la virtualidad, donde se introduce nuevas formas de relación que atomizan conceptos, ablandando la fronteras conceptuales, las ritualidades y los espacios que tradicionalmente lo definían. El desarraigo, las certidumbres, la duda, la idea del absurdo son parte fundamental de este proceso reflexivo que será pensado desde la pintura y la instalación…”

Siul Rasse también resignifica las imágenes de un álbum familiar, pero esta vez de las fotografías tomadas por su madre, días después del deslave de Vargas cuando limpiaban y sacaban el lodo y los objetos de la casa. Estamos ante otro tipo de exilio, ocasionado por una tragedia que obliga a dejar una vida previa y la trama de memorias que lleva consigo: “Se experimenta con lo figurativo, lo abstracto de las líneas y la forma, obteniendo como resultado composiciones con atmosferas y personajes que muestran una visión subjetiva de una realidad que permite un nuevo acercamiento sobre lo sucedido en ese momento. Se presenta un encuentro entre territorio y tiempos distantes: lejanas conexiones, memorias fragmentadas, imaginativas y no tan concretas de un recuerdo detenido en un tiempo impreciso que se alarga tanto hacia el pasado como hacia el presente. La perspectiva de una niña de 11 años y que después de 20 años tiene una manera de ver, pensar y coexistir con el entorno actual y el entorno de su niñez”.

Para Guiliana Marmo, el mar constituye una fuente para la creación de un posible imaginario del exilio: “El exilio implica una constante búsqueda de imágenes en común entre el territorio de origen y el lugar en el que nos encontramos, un modo para sentirnos conectados a ciertas escenas registradas en la memoria. El mar, en su horizontalidad minimalista, simplifica el entorno a una imagen fácilmente asociable a aquel lugar en el recuerdo: no es el mismo mar, pero por un instante casi imperceptible, podemos vivirlo en el mismo modo. Será tiempo de volver es una línea del horizonte construida y deconstruida colectivamente por migrantes venezolanos de todo el mundo, que fotografían el mar desde sus respectivos lugares de acogida, y reciben a cambio una postal del mar de algún otro migrante, creando una nueva línea del horizonte cuando las imágenes están juntas, así como un horizonte que vive en las piezas que posee cada uno”.

Recorridos y vuelos
En la sección de Recorridos y Vuelos se encuentran María Virginia Pineda, Claudio Valdebenito, Lesly Chacón y Jonathan Lara.
María Virginia Pineda utiliza fragmentos de los diarios de Ferdinand Bellerman y Auguste Morrisot -dos de los pintores viajeros más influyentes en la articulación del paisaje venezolano en el Siglo XIX- para reforzar la fuerza conceptual de la escritura en la descripción del territorio. En efecto el título Cuadros de la naturaleza -inspirado en Humboldt- establece un juego entre la descripción del territorio de Los Andes o Los Llanos y la fuerza del lenguaje: “cuadros de la naturaleza también puede leerse como un acto que legitima aún más en el tiempo, una producción artística que ha sido fundamental para la comprensión, no sólo del arte en Venezuela, si no de las riquezas de su tierra, planteando así una reconciliación con el territorio nacional irónicamente desde la mirada extranjera”.

El video Resignificaciones de Claudio Valdebenito, permite una reflexión sobre el viaje, el paisaje, las migraciones, la biodiversidad y la ecología. Utilizando el lenguaje digital, toma como punto de partida la obra de pintores viajeros haciendo: “…énfasis en la resignificación de las interpretaciones de los pintores viajeros a América, entre el siglo XIX y el XX: mediante procesos digitales, arte generativo y redes de inteligencia artificial (IA) llevadas a video. Todas las imágenes utilizadas son el resultado de este proceso híbrido el cual será ampliado agregando reproducciones de obras de igual procedencia, integrando dibujos, cartografías, especies botánicas y animales de este mismo período, explorando nuevas posibilidades digitales”.
Lesly Chacón replantea la noción del viaje. De la serie “Paisaje de la Isla”, presenta un conjunto de acuarelas titulado Una isla desolada. Se trata de una exploración sobre el paisaje insular de Margarita, como contexto donde recopila objetos y situaciones para convertirlas en imágenes pictóricas: “Este estado o evocación insular me permite reflexionar a través de una paleta de color personal y actos de creación que estipulo a través de términos como la ausencia, precariedad y el vacío usándolos no como un discurso faltante o eco o hueco si no como una especie de detonante que me permite generar discursos de sentido e introspección. De algún modo pienso que estoy creando un nuevo mundo en el que desaparezco intencionalmente al sujeto humano o lo cambio por ese rastro de la retirada, esa marea que fue esfumándose”. El paisaje se aleja como realidad y se convierte en desolación de la isla. Es una obra hermosa y sutil que construye un universo pictórico cercano a la fotografía.

Jonathan Lara nos conecta con otro tipo de recorrido –uno feroz– a través del vuelo sobre una Caracas destruida, específicamente sobre el Complejo Residencial Parque Central –sus despojos que no son ya más que escombros de la modernidad: “Me propuse detectar/registrar a través de videos y sonidos -que posteriormente son compuestos y editados-, signos característicos de invasiones de agentes impropios al lugar, resultando en el emplazamiento de un ecosistema depreciado por el abandono para la instauración forzada de la demagogia, resultando en un espacio, con la mayoría de locales comerciales vacíos, los jardines de Burle Marx convertidos en plazas criminales controladas por grupos delincuenciales, los tres sótanos de estacionamiento son escenarios de numerosos delitos, el sistema de ascensores funciona en una cuarta parte de su capacidad, el abandono de sus torres gemelas alcanza el 80%, y el daño estructural por filtraciones, oxidación y vandalismo ha convertido este lugar histórico en una superestructura del colapso”.

Tránsitos Urbanos
A los recorridos y los vuelos le siguen los Tránsitos Urbanos: un desplazamiento por entre los mapas, las bitácoras y los espacios de la ciudad.
Azalia Licón proporciona un giro a la lectura convencional de la relación de los caraqueños con el río Guaire y nos conduce a Los contrasentidos de un río. Lycon explora en su trabajo temas relacionados a la ciudad, lo político, la memoria histórica, la violencia y la muerte, utilizando la fotografía documental además de otros medios visuales, en la búsqueda de comprender las complejas dinámicas sociales de Venezuela e ir, poco a poco, indagando más sobre una identidad colectiva extraviada y/o inexistente. Ha desarrollado una especie de activismo fotográfico del país colapsado y, parte de ello, han sido los recorridos por las riberas del río como herramienta de aproximación a la sociedad a través de la ciudad: “encontré en el fluir de sus aguas, los grandes problemas que aquejan, tanto a Caracas, como al resto de Venezuela: contaminación, infraestructura arruinada, corrupción, identidades perdidas, minería, indolencia de sus habitantes, los márgenes y grietas, entre otros grandes problemas que caracterizan a nuestra crisis social contemporánea… En ese fluir, encontré esa singularidad que nos caracteriza como sociedad, que me recuerda mucho al eterno retorno, nuestra incapacidad para comprender-nos como grupo social… A partir de estas reflexiones construyo Los contrasentidos de un río, en primera instancia, un políptico del río Guaire, un hilo continuo fragmentado en el espacio–tiempo, en un ejercicio para confrontarnos con las distintas realidades que están sucediendo al mismo tiempo en ese #hiloquenosune, un símil a las complejidades de nuestro presente, por lo que, como la vida misma, se nos hace imposible fijar la mirada sobre lo duro de cada escenario porque todo está ocurriendo al mismo tiempo”. Es una obra con una sencillez contundente en la imagen, para mostrar un tema tan complejo.

Luis Alberto (Toto) García utiliza el ensamblaje escultórico como medio para trazar otro tránsito urbano. Invoca a la figura del Ángel de la Historia de Walter Benjamin –criatura de lo instantáneo, presto a desaparecer inmediatamente después de haber entonado su canción–, García elabora, bajo el título de Nuestra historia reciente, otra criatura angelical, esta vez hecha de ruina y muda en su canto: “Dos alas construidas a partir de soldadura de chatarras, metales oxidados, cuchillos de cocina, elementos que simulan peines de balas, armas de fuego, chuzos de madera, amarres de tela. Ambas alas se encuentran adosadas a una estructura de hierro proveniente de un cuadro de moto que funciona como base… Sus alas se anclan en el espacio para recibir nuestra catástrofe local. Su cuerpo es la soldadura visible del desconcierto, de hechos que rompen y se acumulan sin digestión. No puede recomponer lo pasado, solo puede tratar de contener el presente que se avecina. No hay dirección, ni antes o después”.

Identidades
La sección de Identidades marca un punto de inflexión en los procesos internos e íntimos del cuerpo, la formación de una identidad cultural rodeada de mitologías propias y los desplazamientos de una entidad unitaria hacia una multiplicidad de personalidades.
El video Transborder de Zoltan Kunckel aborda el problema del desdibujamiento de los límites de un yo formado por diferentes nacionalidades y patrones de identidad, entre procesos migratorios, cambios de culturas e identidades globales: “Con seis particiones, el video describe visual y lingüísticamente “propiedades” aparentemente incompatibles, a la vez que se va despoja de sus prendas de vestir como capas de auto–atribuciones e identidades asignadas. Como resultado quedan interrogantes importantes: ¿Quién representa a quién y cómo?”.
Manuela Benaim invade el problema del cuerpo en Second Skin: “… el cuerpo es una vestimenta asignada aleatoriamente a tu alma. Si este fuera nuestro mantra no existirían los prejuicios, ni privilegios por cómo nos vemos, solo veríamos a cada cuerpo por lo que son, parte de ti, parte de un todo”. Las vestimentas–pieles–cuerpos activan múltiples reflexiones sobre el yo en relación con el otro.

Carlos Luis Sánchez presenta una pintura titulada Página 8, que revela diferentes fuentes de articulación de los procesos de identidad: “es una reinterpretación pictórica de mi novela gráfica “Vida Contemporánea de Tar Majenye”… Elegí la página 8 para llevar mi trabajo gráfico-narrativo a la pintura, por su complejidad y por la biodiversidad que contiene, habitando en ella personajes tanto humanos, extraterrestres, animales y vegetales” –personajes múltiples que recogen identidades múltiples.

Hugo Palmar despliega un enorme y agudo humor en un video que desarrolla la formación de la identidad cultural a través de los estereotipos de la novela y el cine, en medio de un recorrido por el río. Sus intereses asedian una revisión del imaginario colectivo venezolano “…a partir de la producción de industrias culturales como el cine, la televisión, radio, literatura, pornografía, etc., como producciones que afectan, modelan y naturalizan aspectos subjetivos nuestros relativos a conceptos como el género, la masculinidad, heroísmo, feminidad, soberanía, violencia, deseo, otredad, nacionalidad, identidad y barbarie”. A la caza de Edipo es concebido por Palmar como una “narrativa doméstica antinacionalista” como un guiño crítico a la manera como se pretenden forjar los nacionalismos. Retoma la adaptación cinematográfica de 1949 de la novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, y cruza imágenes con otras de los archivos de la Standard Oil Company, Venezuela Assignment, por Jack Tobin, así como de archivos de las prácticas de exploración y explotación petrolera de los primeros años de la industria. El resultado es un collage audiovisual que condensa una micro–narrativa que mezcla lo real y lo soñado, la fantasía con la memoria historiográfica.
Sistemas ecológicos, ecocidios y genocidios
Los espacios de la naturaleza y el paisaje inscritos en los Sistemas ecológicos, ecocidios y genocidios, forman parte de la visualidad contemporánea desde diferentes perspectivas que desarman los discursos academicistas.
Con sus Aproximaciones botánicas y etnográficas desde la pintura zuliana, Samuel Sarmiento recorre la pintura de viaje en una obra pastoril, histórica, arquetipal y fantástica que narra historias para construir archivos de la memoria. Utiliza la visión del Barón de Humboldt en su añoranza a territorios desconocidos, lejanos y fantásticos. Aproximaciones botánicas y etnográficas desde la pintura zuliana, muestra, “… al lado izquierdo, paisajes poblados de Chaguaramos, Cocoteros, Palmas de Moriche, Semerucos y Palmas Llaneras. Al centro y hacia abajo, vemos una guerra de caudillos en el arco minero. Al lado derecho, en la parte superior, se aprecia un destacamento de la guardia nacional custodiando un puesto de minería chino. En la parte inferior derecha, aparece el dibujo de 2 mujeres bajando un cerro a pie, luego de cazar un jaguar, en el fondo se ve el volcán Chimborazo, ubicado en Ecuador. Este último dibujo, es una referencia a Humboldt quien escaló esta montaña en 1802, y también a miles de venezolanos quienes actualmente se han encontrado con este volcán inactivo, durante viajes a pie en la Cordillera de los Andes”. El artista se coloca en el papel de cronista de la naturaleza y las costumbres.

Onai Quiñonez Tolosa con la obra 1(Potrero) x 1(vaca), aborda el naturalismo, la economía y el ecosistema: “Me dirigí al paisaje cotidiano donde abundan potreros, siembras y barrancos arcillosos; lo recorrí, recolectando materiales útiles para integrarlos a la obra (pigmentos minerales) e impregné mi memoria visual de la apariencia de las montañas tropicales. Seguí el recorrido del agua durante el invierno, líquida cuando llueve, luminosa cuando hace sol, siendo una fuerza constante que traza el paisaje, me anclo a ella como guía. Decidí hacer la obra al “aire libre” para intensificar la inmediatez con el paisaje, con secciones intermitentes en el taller donde se incorporaron todos los medios dispuestos hoy en día (herramientas digitales), enseguida encontré un reto interesante; los pastizales dispuestos para la ganadería (como inmensos almiares) dibujando grandes parches en las montañas…El título “1(potrero) x 1(vaca)” hace referencia a dos organismos explotados por la industria ganadera. El resultado de esta ecuación yace en el paisaje, vendidos en metros cuadrados (1×1 m), dispuestos al servicio del consumo humano”.

Manuela Armand replantea la condición de nuestra relación con la atmósfera y los cambios climáticos. Su trabajo se enfoca en una reflexión sobre situaciones relacionadas al paisaje atmosférico, las modificaciones del clima y a la meteorología. Allí encuentra una cierta belleza en determinados eventos transitorios y efímeros, los cuales muchas veces son inaprensibles para pensar y repensar la existencia. Ha llovido en Groenlandia es un dibujo sutil y dramático, aparentemente abstracto que, acompañado de una pieza sonora, nos coloca frente a las transformaciones ambientales: “El título de la obra es inspirado en una noticia reciente que señala que entre los días 14 y 16 de agosto del 2021 llovió en la cumbre más alta de Groenlandia, un lugar donde nunca había llovido. Al parecer, la causa se debió a la combinación de un fuerte centro de baja presión sobre la isla de Baffin y de alta presión de aire al sureste de Groenlandia. Junto a este evento se registró también un importante derretimiento de la superficie de hielo que afectó a más de 872. 000 kilómetros cuadrados de superficie. Según los científicos esta anomalía no tiene precedente… Eventos como este no son eventos aislados. El mundo entero está conectado. Las corrientes de aire viajan a través del globo al igual que las corrientes de agua se trasladan por los océanos, modificando lenta y sutilmente lo que conocemos”.

Con la obra Ecocidio, el grito de un ave, Rosa Salazar introduce un acento expresionista en una pintura que denuncia los daños al medio ambiente: “Con el propósito de transmitir, sensibilizar, concientizar al espectador, del daño que estamos causando al ser colaborar para que existan está situaciones graves que sufre la naturaleza; por la falta de conocimiento, educación, siendo los principales destructores de nuestros ecosistemas; que en nuestras manos está la responsabilidad de evitar la contaminación ambiental y contribuir en creación de un mundo, donde el amor, la sensibilidad por nuestro planeta sea el principal valor, permitiendo la supervivencia de todos los seres vivos en los tiempos venideros, mantenimiento en armonía nuestra biodiversidad”.

Santiago Méndez utiliza el video para manifestarse frente al ecocidio. Mercurio Orinoco es una recreación en animación 3D, de los cambios en el Río Orinoco durante los últimos años y de la transición de materiales orgánicos a metales sólidos y líquidos en representación de la contaminación por mercurio en el Delta: “La red de conexiones entre el entorno y los seres vivos es interrumpida por el equilibrio alterado y la evidencia de un porvenir alarmante para las comunidades indígenas que son afectadas directamente”.
Bajo el título Ningún árbol fue lastimado en la realización de esta obra, Constantine Loyd asienta su posición frente a la deforestación del planeta. El material que utiliza es buscado durante años para no violentar el curso de las especies vegetales: “invierto tiempo y recursos en recorrer la ciudad y colectar algunos de los troncos que las alcaldías hayan cortado, pacientemente secarlos y protegerlos de bio–agentes. Ya vivieron una vida como árboles y deseo darles otra como arte, una que nos lleve a la reflexión y sirva de advertencia sobre los temas álgidos que los humanos todavía no hemos logrado superar como especie”. Asume, con ello, una posición artística y existencial que no se separa de la ética y la preservación.

Malú Valerio enfrenta el tema de la destrucción ambiental vinculada a la destrucción humanitaria en Venezuela. Yo oro lloro es una obra compleja con diferentes planos de lectura que se superponen sobre la tela. En esta ocasión se enfoca en el decreto del Arco Minero del Orinoco de 2016 que legitima el desmantelamiento del medio ambiente, trafica, esclaviza y desplaza personas y animales; favorece la creación de nuevas rutas de narcotráfico y la consolidación de las existentes; convirtiendo al Estado Venezolano en un narcoestado. Un problema de dimensiones tan devastadoras está trabajado por Valerio en estratos tenues que se comportan como capas de sentido contra la situación, todo ello resuelto a través de un exquisito refinamiento plástico: “acercarnos a esta región condenada a la devastación, hacer énfasis en su fragilidad, oponernos a la pérdida de una de las zonas más antiguas del planeta, son las motivaciones de este gesto “artivista”, confrontado al inminente quiebre ecológico en áreas protegidas”.

Malu Valerio. Yo oro lloro. Foto libro y pieza bidimensional, 2022. 100 x 30 cm, 70 x 50 cm.
Otra propuesta que se aloja en los valores del arte como herramienta de acción crítica es el Proyecto Registro de Cortes Eléctricos de Cristiam Muñoz, quien plantea los cortes de energía eléctrica en el Estado Mérida como mecanismo de represión, pero también como clara demostración de la defenestración del país: “… esta crisis se sostiene a través de los años y, como testigo activo, propongo un libro de artista que guarda a modo de documento el registro diario de los cortes eléctricos que afectaron a mi localidad durante 56 semanas entre los años 2020 y 2021”.

Cristiam Muñoz. Registro de cortes eléctricos, 2022. 22 x 29 cm.
En Tiempo Presente, Dianora Pérez-Montilla crea un soporte en cuatro hojas de papel, reciclando fibras de camisas militares. Es una obra interesantísima que replantea el uso de la fibra: “el papel, no solo es el único material capaz de soportar el peso de las palabras, la fuerza de cualquier trazo, o uno de los tantos sustratos para construir formas y figuras. El papel, también es producto de la cultura del lugar y de quien lo produce. Entre sus fibras está contenido el paisaje, las políticas ecológicas y la tecnología –avanzada o artesanal– mezcla la botánica y la hidrografía de cada país… La Venezuela actual se caracteriza por una aguda escasez de materia prima, en cualquier sector, y por una política donde el poder es ejercido con violencia. El poder militar se ha caracterizado por ejecutar los crímenes y las torturas más crueles que puede contar la historia de este país… “Tiempo presente”, rinde cuentas de la sociedad en la que estamos inmersos, en la que no solo se cuenta la realidad de un país, sino la del mundo. Del que quisiéramos fuese un mejor lugar para habitar”. Así re–crea una cartografía, un imaginario de la represión, el suplicio y la persecución.






Utopías Fantásticas/Utopías Cósmicas
En la sección Utopías Fantásticas/Utopías Cósmicas, la relación invierte los polos de la realidad y recrea espacios que se entre los márgenes de lo real y lo ilusorio. En Naturaleza Fantástica Roberto Camp convierte a las formaciones geológicas de los glaciares en un sistema escultural. Los témpanos de hielo, montañas y lagos construyen una maqueta fantástica para el estudio de los fluidos y los minerales sobre un lienzo que funciona “… como mapa poético-pictórico para recrearnos el camino vivido por esta escultura en su trayecto de transformación… En esta propuesta el arte es una planificación para estar en contacto con los elementos de la naturaleza, incluyendo su paisaje, y pretende establecer una valoración de la misma, hacer el llamado de atención sobre esta y su fragilidad, al propiciar su mirada… Desde una preocupación por el trabajo con la materia, el volumen, la textura y la forma se pretende indagar sobre la mutabilidad de la materia, investigando la multiplicidad de formas y cualidades plásticas que adquiere desde su carácter efímero”.
Fotos, Lienzo. Time lapse video por Qr.

En la instalación La Luna escondida es una flor azul, David Molina Molina lleva la representación del paisaje a un espacio que sugiere recorridos cósmicos: “Tengo interés en entender el paisaje a través de la representación de formas, reflexiono sobre las cualidades que adquiere al ser sometido y delimitado por el ojo humano así como también sobre su fisonomía y las relaciones de orden que estas articulan. Me muevo buscando lenguajes escultóricos a donde quiera que vaya, tratando de que el fruto de las experiencias paisajísticas condense en mi obra gestos y encuentros íntimos acerca de lo sublime en la dimensión visible del paisaje”. Utiliza la cerámica como un medio de expresión contemporáneo y, en este caso, la tonalidad azul produce un efecto alejado de la realidad e infinitamente poético: “El vínculo entre humano y naturaleza toma corporeidad en este nuevo grupo de obras basado en la Luna y las características humanas que le atribuimos, esta cualidad innata me permite personificarla como una figura de acción alegórica protagonista en escenarios y situaciones antropomórficas. Para este proyecto he decidido poseer su forma y especular sobre su humanidad, recreando un escenario que la exhibe con un comportamiento humano, escondida entre el breñal, descansando de la faena de la noche, reposando en el silencio del conticinio”.

Territorios Afectivos
Las cartografías como Territorios Afectivos constituyen una sección que reúne la idea del recorrido y la representación del paisaje, a través de imágenes donde se cruzan aspectos que van de la arqueología a los afectos.
Aureliano Parra, cuya obra Territorios Afectivos da nombre a este último grupo, construye nuevos vínculos entre la materia y la condición humana. Su trabajo articula redes de situaciones en las que la densidad de la memoria y de las emociones es de singular relevancia para comunicar el estado del alma. Utiliza el collage de recortes como medio de tejer sus territorios: “la tarea de recortar viene a representar una acción creativa del mismo peso y significación que la pintura y el dibujo, solo que en su fragilidad reposa algo que va más allá́ de las técnicas artísticas… recortar lleva a establecer una correspondencia entre el material que encarna la fragilidad y la condición humana; sobre la base de distinguir fronteras, patrones, colores y vacíos que vienen a conformar un todo con el propósito de implantar, aparte de una escritura, una forma de diálogo visual y verbal; gracias a la superposición de los elementos en juego que actúan en referente de la palabra, a modo de matriz directa de significados a las que se adhieren otros nuevos en el instante en que se realiza el recorte”.

En Transcriptografía/Vuelo Nº 1, 2 y 3, Carlos Medina elabora cartografías aéreas que registran los procesos de migración y cómo un determinado tipo de experiencias inesperadas, producen nuevas sensibilidades y reacciones estéticas: “…fue un domingo por la tarde cuando sentí́ que el hecho de escuchar a un avión pasar justo cuando comía un pan dulce, era un momento que representaba una enseñanza particular… La experiencia, para mi entender fruto de una significativa coincidencia, me sirvió de base para desarrollar una propuesta plástica basada en una acción sinestésica, al plasmar el sonido de aquel avión en el papel de bolsa del pan que estaba comiendo… Me propuse representar gráficamente, sobre bolsas de pan, el sonido de los aviones que cruzan el cielo. La finalidad: descifrar y transcribir las sensaciones que, de una forma casi criptográfica, se esconden en esos extractos sonoros de recorrido en los que cohabitan cientos de pasajeros, cada uno con procedencia y rumbo distintos… El haber escogido bolsas de pan como soporte obedece a que mucha de la simbología de este alimento la enlazo de forma alegórica con ese origen y destino del viajero, de un colectivo de pasajeros, al tener el pan una fuerte connotación ritual en su elaboración: un principio y un fin, siembra y cosecha. E igualmente mucha o poca certeza e incertidumbre en su proceso evolutivo”. En estos ejercicios relaciona historias, narraciones, expresiones simbólicas, a la manera de antiguos códices creando, así, criptogramas o mapas simbólicos de la migración.

Mixta sobre papel de bolsa. 19.5 x 109 cm, 15.5 x 104.5 cm, 19 x 99.5 cm
En Linderos, Juan González fragmenta el paisaje y nos hace mirar desde arriba, las separaciones y linderos entre territorios. Utiliza procedimientos gráficos y pictóricos para dibujar territorios que contienen símbolos, signos, huellas y trazos que “… conviven en un paisaje natural y urbano. Hago anotaciones de memoria recordando escenas. Plasmo en la tela estas anotaciones que pueden ser de lugares por ejemplo de mi casa y su entorno, u otros lugares”.

Raúl Herrera traza la posibilidad de un otro paisaje que a su vez es un mapa de recorrido. En efecto, Crónicas de otro paisaje narra los cambios en el imaginario del territorio y las transformaciones de la geografía social: “En esta transformación del paisaje o cartografía utilizo las matrículas automovilísticas de cada región del país, como panorámicas temporales del tránsito y la movilidad en el espacio: una mirada móvil del sujeto contemporáneo. El ser humano cartografía el mundo en un intento por captar la realidad en que vive, se cuestiona los sistemas de representación y ofrece nuevas fórmulas para clasificar la realidad… La instalación consiste en una serie de frottages de placas de automóviles, que al sumarse parecen mapas conceptuales de una investigación, una manera de cartografía imaginaria y contextual. Cada frottage o matrícula es en realidad un fragmento, una huella o signo lingüístico del trasfondo de la situación actual de nuestro país. Propongo una reflexión sobre el viaje y lo que éste implica para el arte como problemática de orden ideológico, superando la idea de territorialidad”. Con ello, proporcionan nuevas visiones del territorio espacial y de la poética terrestre- social venezolana.

Eduardo Vargas Rico reúne elementos arqueológicos para otorgar sentidos simbólicos a la cartografía. La instalación Arqueologías para la Introducción Cartográfica al Atlas de Venezuela es un archivo de nuevas significaciones y sentidos para construir la noción de territorialidad: “Rescatar otras materialidades como formas de archivo constituye el principio de esta colección titulada Arqueologías para la Introducción Cartográfica al Atlas de Venezuela… La Arqueología como concepto generador y clave discursiva, nos presenta aquí un conjunto general de resoluciones plásticas configuradas desde la manipulación y ensamblaje de diversos objetos, materiales y documentos, que sobre una variedad de soportes que se desplazan desde el medio gráfico hacia lo escultórico, pasando por lo objetual hasta llegar a la complejidad de la imagen, configuran un lenguaje que se aproxima hacia una ontología de la creación como práctica arqueológica… “Arqueologías para la Introducción Cartográfica al Atlas de Venezuela”: Construcciones arqueológicas intencionadas que, en tanto registros del ahora, se presentan complejas en su relación temporal con la memoria, la historia y la ciencia. Arqueologías futuras o posibles”. Con ello cuestiona los términos tradicionales para la elaboración de cartografías y nos introduce en un territorio diferente, un lugar de incertidumbres y articulaciones complejas para repensar el espacio.

200 x 200 x 40 cm
Esta es una exposición de vuelos, territorios, mapas, afectos, viajes, alejamientos, denuncias… Los artistas siempre adelantan sus reflexiones por encima de los acontecimientos de la realidad.
30 + 9 artistas – Premio LAD
El pasado 14 de marzo cerró la convocatoria del I Premio de Arte Contemporáneo Luis Ángel Duque con 108 propuestas recibidas. Luego de estudiar los portafolios, el jurado de preseelección integrado por María Luz Cárdenas, Víctor Guédez y Caresse Lansberg, eligió a 30 participantes para optar al premio. Aunque en las bases se estableció que serían 15 las obras preseleccionadas, el jurado decidió ampliar el número gracias a la calidad de las propuestas y la amplitud de interpretaciones de los temas planteados en las bases.
Los seleccionados fueron:
Manuela Armand, Manuela Benaim, Hayfer Brea, Lesly Chacón, Roberto Camp, Hecdwin Carreño, Luis Alberto “Toto” García, Juan González, Raúl Herrera, Zoltan Kunckel, Jonathan Lara, Azalia Licón, Constantine Loyd, Giuliana Marmo, Carlos Medina, Santiago Méndez, David Molina Molina, Cristiam Muñoz, Hugo Palmar, Aureliano Parra, Dianora Pérez Montilla, María Virginia Pineda, Onai Quiñonez, Siul Rasse, Rosa Salazar, Carlos Luis Sánchez, Samuel Sarmiento, Claudio Valdebenito, Malu Valerio y Eduardo Vargas Rico.
El jurado está formado por María Luz Cárdenas, Víctor Guédez, Adriana Meneses, Gabriela Rangel, Fernando Eseverri y Caresse Lansberg.
La exhibición de los participantes para optar al premio es acompañada por una muestra del trabajo de 9 artistas invitados que se relaciona con la convocatoria. Algunos de ellos sostuvieron amistad con Luis Ángel Duque. Estos son Bárbara Brändli y Thea Segall (fotografías cedidas en préstamo por la Colección Café), Pancho Quilici, Antonio Briceño, Sheroanawe Hakihiiwe, Luis Romero, Beatriz Grau, Víctor Hugo Irazábal y Víctor Julio González.
Este premio es convocado por la Fundación Cultural Estilo junto a la Galería Freites, en alianza con Venezuelan American Endowment for the Arts (VAEA) en New Rochelle, New York; la Escuela Internacional de Arte y Diseño Chavón en la República Dominicana, la galería GBG Arts y Beatriz Gil Galería.
Las bases completas del premio pueden ser consultadas en https://revistaestilo.org/2021/12/07/premio-lad y para cualquier información adicional se puede contactar a fundacionculturalestilo@gmail.com.
Los 30 artistas

Vistas de sala y algunas fotos de la inauguración
























Fue una experiencia genial estar en este salón, siempre agradecida con las organizadoras.