Los elementos de Nan González

Nan González nos guía por un paseo antológico de su trabajo artístico durante esta entrevista y brinda para E S T I L O / online algunos de los videos de sus obras, hasta ahora inéditos en la red de internet.

Por Inger Pedreáñez

El viaje ha sido como la elipsis que recorre la obra completa de Nan González (María Luisa González, 1956).  Viaja para hallar una nueva dimensión que le permita conectarse con un eje divino. Viaja con el ritmo de los segunderos y de los metrónomos para interpretar el tiempo. Viaja a los parajes más insólitos para hacerse de ellos como escenario de una poética visual. Viaja al interior del ser como si la energía misma se desplazara a través de la proyección de las imágenes en sus videoartes. Viaja sola y también en compañía a través de los elementos de la naturaleza (Agua, Tierra, Fuego, Aire) para exteriorizar el lenguaje del performance.  Y en ese transcurrir, su obra es reconocida –aquí y allá- como un legado dentro del arte contemporáneo.

El universo se ha aliado con ella para abrirle caminos: invitaciones sorpresas a lugares que jamás pensaría que visitaría; el apoyo de familiares y amigos para locaciones necesarias o dotación de recursos; la aparición fortuita de imágenes que se le revelan como la clave que desentraña sus inquietudes; incluso, la experiencia de haber compartido durante once años el quehacer artístico con Jennifer Hackshaw (1948), a quien conoció mientras estudiaba en la Escuela de Arte Cristóbal Rojas, en Caracas. Luego seguirían unidas en Inglaterra, mientras Yen estudiaba muralismo y Nan el performance, así como el traslado a Cannes, Francia, para realizar estudios de cine. 

Desde su primera exposición individual Cuerpo y Materia y Nacimiento (1977), que inauguró el Chelsea School of Art en Londres, y luego en la Galería del Conac, en Caracas, hasta su más reciente Tramas del tiempo (2019-2020), en la Sala TAC, del Trasnocho Cultural, ha mantenido una constancia para expresar al ser y su entorno, casi que desde una mirada cuántica. Y en esta última muestra curada por Sagrario Berti,  se evoca su pasado, a la luz de un arte que parece venido del futuro.

Trayectos de causalidades

Tres imponentes escenarios, las minas de sal de Araya, la Antártica y el Salto Ángel, han sido para Nan los templos naturales donde exponer al máximo sus habilidades expresivas. A cada uno de ellos llegó por destinos imprevistos o por la convergencia de hechos que le abrieron el camino.

Simbolismo de la Cristalización y Hombre-Sal (1985) son de los trabajos más estéticos. Lo presentamos en el Museo de Arte Contemporáneo y nos ganamos el Premio Nacional de Jóvenes Artistas. Trabajamos durante meses en las minas de Araya (Estado Sucre, Venezuela), un lugar que está restringido porque es donde se elabora la sal. A través de mi padrino, nos prestaron por un año una casa destinada a los ejecutivos de la empresa. Veíamos el proceso de la luz desde el amanecer hasta el atardecer, para planificar el video y la fotografía. Subir esas montañas de sal era como escalar un edificio de 17 pisos. Hacíamos huequitos en las montañas de sal para ascender. Teníamos unas bateas de madera que estuvieron sumergidas para hacer la parte geométrica- describe Nan González.

Después de la experiencia de la sal, que vive zigzagueante entre los elementos tierra, agua y aire, llegó el momento de que las artistas tomaran rumbos distintos. “Cumplimos un ciclo en el arte. Ambas teníamos necesidades de seguir solas, yo estaba muy metida en el video art. Quería individualidad. Y sí, nuestra experiencia fue un regalo de la vida”, refiere González.

El performance de Yeni y Nan (ambas desnudas en medio del desierto salino, unas veces de espalda, otras enfrentándose una a la otra en el paisaje blanco), capturado en polaroids y videos, es un ícono de la dupla, que ha seguido recorriendo museos y galerías, entre ellos el Museo de Artes Visuales Alejandro Otero, en La Rinconada, Caracas (1986). Pero trascendentales han sido las muestras antológicas en Nueva York, Estados Unidos, en marzo de 2013,  con el apoyo de Henrique Faria Fine Art, y más recientemente, entre febrero y junio de 2019, la exposición “Yeni y Nan. Dualidad, 1977-1986” en el Claustro Este del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla, España.

— Fue una exposición importantísima, porque fueron 16 salas, que reunieron toda la obra.  De paso, Yeni y yo teníamos 30 años que no hacíamos performance, fue bellísimo, porque hicimos el elemento fuego que era el último que faltaba. Hicimos una audiovisual, yo trabajé en Venezuela toda la parte de video. En un patio hermosísimo, con un árbol en el medio, estaban las filmaciones  a los laterales (entre el fuego aparecen los rostros de las artistas en su juventud)  e hicimos el performance en vivo, paradas con un mantra védico de la inmortalidad. Yeni tiene ahora cerca de 70 años, yo 63, y fue algo maravilloso, como celebrar que estamos vivas.

Ahora el sueño de las artistas es que esta muestra, la más completa de ambas, pueda presentarse en París.

Performance en Sevilla Yeni y Nan. Dualidad, 1977-1986

De la sal al témpano

En el año 2001, Nan González realiza un video para la instalación de la artista chilena Soledad Salamé en el Museo de Bellas Artes de Santiago de Chile. De esa amistad surge otra oportunidad inesperada.

–Yo me encuentro a Soledad en un simposio en Canadá y ella me invita a Chile. Cuando llego, me dice: “te tengo un regalo”.  Nos montamos en un barco y me llevó a la Antártica. Lo primero que recuerdo es escuchar cuando  se rompe el hielo, que fue como un grito que me dijo “has algo”. Mientras estábamos allí, veo venir hacia mí una lechuza blanca, que simbólicamente es un animal mágico, que es un aliado extraordinario. Una amiga fotógrafa Ana María Yánez captó el momento… Mientras la veía volar entendí, ya sé por qué estoy aquí…

Titanes de hielo de Nan González

Nan grabó el video y el sonido de los glaciales; con un proyector de alta tecnología logró que el público entrara a una sala congelada en donde se podía sentir el hielo crujir y caer sobre ellos. “Eso no era realidad virtual, no necesitabas unos anteojitos especiales, ni fregarte la glándula pineal, estabas viviendo el frío, una toma realizada en momento real… En la época que ni se hablaba del calentamiento global. Yo ya lo estaba haciendo, 15 años antes”.

¿Qué más incluía su propuesta artística Titanes de hielo (2005)? Una instalación en una botella antigua con la proyección de un video dentro de ella, la pieza se llama Preservar, y una obra conceptual con video escultura, para la cual la empresa LG le prestó los congeladores y dentro la artista mostraba la fauna en extinción. “¿Qué hace una nevera? congelar los alimentos, yo estaba preservando”, cuenta la artista mientras muestra sus catálogos.

Ahora, imagínense estas obras dentro de un fuerte o castillete, en la 8 Bienal de Cuba en 2003, al calor del trópico. Seguramente, el público que asistió aún recuerda ese momento.

Preservar de Nan González

El agua, fluido eterno

Desde el concepto de Nacimiento I y II (1979) en la obra de Nan es un leiv motiv la gestación, no sólo como el hecho de existir, sino también de tener una identidad y definirse como persona individual, con derechos, como mujer. Por eso, el agua ha estado presente. Es el líquido que se esparce para liberar el cuerpo, es el cauce en donde flota.

Para el desarrollo de muchas de estas obras tuvo otro golpe de suerte. A finales de la década de los 70, la empresa Polaroid regalaba sus películas para que artistas y fotógrafos de todo el mundo probaran el producto. Nan fue una de los pocos venezolanos beneficiarios del programa ideado por Edwin H. Land, el creador de la fotografía instantánea.

A través de este soporte realiza sus primeros trabajos como Cuerpo y Línea (1977), donde establece una cartografía que ya apuntaba al interés de adentrarse en sí misma como la vía que conduce a lo etéreo. También destacan las obras  Autológica del Agua / Autológica del aire (1980), Integraciones en Agua (1981-1982) con más de 264 polaroid tomadas, y Transfiguración Elemento Tierra (1983), que fue mencionada por la revista Estilo, en el marco de la exposición de la Sala Mendoza, Hacia una historia de la mirada.

Pero había que buscar en lo profundo de esa fuente. Y no había otro lugar más indicado que el Parque Nacional Canaima y el majestuoso Salto Ángel. Como dice María Elena Ramos en el fotolibro  Guardianes (2014), “Nan González indaga en el alma del lugar. Con sus inmersiones en el territorio ella ha comprendido que la búsqueda de aquella esencia –de esta alma- es el arduo trabajo que tiene que desarrollar como artista frente al mundo”.

En la voz de la artista, se explica: “La exposición comprende una gran instalación y tres videos complementarios. El primero, Las aguas sagradas, son las aguas rojas de El carrao, la sangre, el agua que se convierte en luz y en cuya corriente finalmente aparece el hombre. El segundo, La gracia, la reverencia, transcurre en una cueva detrás de una cortina de agua. Es una imagen de la gratitud, de abrazo con el universo. El tercero, El vuelo del ángel, es un canal de luz, un chorro de energía vertical”. Este extracto, tomado del testimonio oral de la artista y redactado para el libro por Josefina Núñez, resume el resultado de algo que se originó a partir de un sueño.

Ya tiene planificado su próximo proyecto “Escrituras del cielo”, con imágenes del Catatumbo, pero para ello requiere de un financiamiento o un patrocinio.

Las aguas sagradas de Nan González
La gracia, la reverencia de Nan González
El vuelo del ángel de Nan González
Respira de Nan González

Balance, péndulo… el tiempo

Vale la pena hacer una descripción de la exposición “Tramas del tiempo” (2019), exhibida en la Sala TAC bajo la curaduría de Sagrario Berti con el auspicio de la galería Henrique Faria Fine Art: Once metrónomos están dispuestos como una corte que guía, de lado y lado, el paso del público. Cada uno va a un ritmo propio, y si cerráramos los ojos, suenan como los cascos de caballos cabalgando. Con la presencia de muchos visitantes, el movimiento y las voces, la experiencia podría aturdir, al frente unos televisores proyectan el movimiento de uno de esos péndulos.

— La primera pieza no se puede ver con mucha gente. Al entrar, eso es como una catedral cósmica donde te encuentras con los diferentes tiempos que van sonando. Son timbres que se asocian con tu propio tiempo. Vas pasando por cada metrónomo que está en diferentes compases, diferentes ritmos, hasta llegar a uno con el que encajas. Es ahí cuando te conectas con la obra y la comprendes. Esta pieza es importante porque hay una conexión directamente con la persona. La relación del tiempo con la imagen del video. El péndulo aparece en un tiempo inexistente, es otro momento, se proyecta en la televisión y se da como otro espacio.

Son 11 metrónomos, 11 botellas y 22 relojes. “Es un numero maestro que aparece mágicamente, siempre he trabajado con el 11”. En numerología representa la energía y la intuición, la representación masculina de Zeus, y la representación femenina de Hera. Curiosamente, también son los años que Nan estuvo haciendo obras de arte con Yeni.

Dos fotografías del metrónomo en gran formato, uno abierto y el otro cerrado fueron hechas en impresión analógica. “La hicimos en el Museo de Arte Contemporáneo con la fotógrafa Morella Muñoz-Tebar, en una ampliadora manual para lograr ese efecto, está totalmente intervenida, aquí hay texto, hay óleo… el metrónomo cerrado es la interioridad. Esa fotografía me genera casi que un sentimiento de reverencia ante lo que significa ese objeto”, explica Nan. Para lograr la imagen se colocó el papel de fotografía en el piso y se vertieron los reveladores.

Ver esas dos primeras obras remite a lo que estaba sucediendo en el entorno venezolano del arte. Había un claro movimiento de vanguardia, junto a artistas como Antonieta Sosa, Claudio Perna, Pedro Terán, Diego Barboza. Sus referentes a nivel internacional Bill Viola y Nam June Paik, de quienes se refiere la artista cuando hablamos de la obra que da la bienvenida a la exposición.

— Cuando presenté esa obra en el Celarg, hace 20 años, la hice pensando en Nam June Paik, para mí un ser extraordinario. También he tenido una inclinación maravillosa con el gurú del video que es Bill Viola. Yo iba como paralela a eso cuando estudiaba en Inglaterra y cuando se descubre el arte contemporáneo, había una similitud. Era una época hermosa, existía el punk, estábamos innovando constantemente…

-Has trabajado en distintas técnicas y hablas del proceso del pensamiento como acción para expresarte, arte conceptual, arte pictórico, video arte, performance, fotografía ¿Cómo te definirías, con qué te quedas?

–Sin duda el video es primordial en mi obra, es la inmediatez, es universalizar…, a mí el video me fascina en la forma que yo lo trabajo, la fotografía, por supuesto, es un soporte del arte y el dibujo también. Hay obras tan contemporáneas, que tienen un lenguaje fotográfico pero lo que las define en un momento es el dibujo incorporado. Yo siempre trabajo con bocetos, dibujo antes de crear, pienso en el concepto, y en la medida que los voy haciendo, se modifican y ese producto también queda como una obra de arte. No me defino como una artista conceptual o de video, o una dibujante o pintora o muralista, soy integral. Sé que en el arte contemporáneo me consideran una de las principales artistas que hacen performance en Venezuela, soy de las primeras videoartistas, comencé a hacer en los años 80 instalaciones enooormes, ¿qué soy? Una creadora, a través de creaciones que ya están listas en el universo y que me llegan para entenderlas, aprender de ellas y transformarlas en una creación propia.

 “El concepto de esta obra es desaparecerme. Tratar de eliminar el ego. La nada. No tener facciones. Se desvanece la identidad”, Nan González.

En otro televisor se proyecta la mano de Nan González intentando atrapar la luz. “Esta pieza fue un experimento, todo era absolutamente analógico, con una camarita Sony, puse mi mano, y cuando empiezo a ver la imagen era como un regalo. Empecé a tomar fotogramas. El historiador Luis Angel Duque, me pidió la obra para enviarla a Berlín a un festival de video y mereció un premio. Mi trabajo es conceptual pero va mucho más allá, eso es realmente lo que me interesa, no el aspecto reflexivo, sino que haya una conexión profunda. Casi logro atrapar la luz. Cuando vi el resultado la primera vez no lo entendía tanto como lo entiendo ahora”.

— Querías atrapar la luz y también querías atrapar el tiempo ¿para qué?

— Realmente es imposible atrapar el tiempo, porque lo que aprendí haciendo mi obra es que el tiempo no existe.

Algunos reconocimientos

1985 primer premio de III Salón Nacional de Jóvenes Artistas, con Hombre –Sal.

1988 mención honorífica Salón Nacional de Artes Plásticas GAN, con Esencia M.

1992 Primer Premio de Arte Efímero III bienal de Guayana, con La cosecha del Orinoco.

2001 Premio Arturo Michelena LIX Salón Michelena, con El vuelo interior.

Inger Pedreáñez es periodista (UCV), fotógrafa, poeta. Profesora de periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello. Dedicada al periodismo corporativo por más de 25 años. IG: @ingervpr.

Más sobre Nan González

12 pistas sobre la exposición Trama de tiempos de Nan González por Josefina Nuñez

Nan González en Wikipedia

Hammer Museum. Digital Archive Radical Women: Latin American Art, 1960–1985. Yeni and Nan.

Yeni y Nan. El agua, la salina, la tierra por Susana Benko

Yeni y Nan. Dualidad, 1977-1986

Yeni y Nan: ¿Qué es una performance?

Las iras de marzo, artículo de El País